domingo, 1 de marzo de 2015

LA HEREDERA DEL CONTRY CLUB

LA HEREDERA DEL CONTRY CLUB      
   

 historia de una verdadera oligarca  


El notario llegó a la hora acordada y al abrir el sobre que contenía el testamento de Don Adonis, toda la concurrencia calculó el lote
de la hucha propia heredada. Los abogados y María se miraban fijamente, parados frente a frente, como corsarios en heroica guerra. 




Rosario Isava Palacios fue una hermosa multimillonaria, nacida en Caracas, acostumbrada al lujo y al mundo sibarita de su familia. Impecable amazona, terminó desposada con un magnate australiano que se enamoró de su espléndida figura y su salvaje melena de noche, suelta sobre el lomo de su yegua Galipana. Pero además de los caballos, Rosario era amante de los gatos raros, por ello mandó a buscar al singular y archi costoso Ashera, el gato más grande y caro del mundo, proveniente de una manipulación
La Oligarca en la Playa
genética entre el selval africano y el leopardo asiático. Aquella no era un minina más, cuando aún bebé le enseño las fauces de hierro a Doña Isava. Se trataba de un gato especialmente inteligente. Costó 17.000 euros que recompensó con exuberancia y don Adonis Johansson complacia todos los caprichos de su adorada esposa. Verla feliz nunca tuvo precio. Pero el timon de la vida naufragó y después del arribo de la felina, Doña Isava muere súbitamente al ser derribada del lomo de un caballo y sólo los maullidos de la imponente Faraona, la gata ashera, acompañaron la honda perdida de Johansson. 

La Oligarca tomando sol


Con el paso del tiempo, Faraona se fue adueñando del alma de don Adonis, siendo su fiel acompañante y lazarillo: copiloto en el carro, el avión y tren; convirtiéndose en modelo gatuno, perfecta para el exhibicionismo multimillonario. Los criados decían que el alma de doña Isava tomó el cuerpo de la pintada. Fue tan robusto el sincretismo entre gata y difunta que el esposo, en su melancolía, adornaba al animal con joyas de la desaparecida. La gargantilla de diamantes resplandecía en el cuello de la Asheraaltiempo que se inundó la mansión de murmuraciones y conjeturas traviesas. Por su lado, Faraona daba muestras de obediencia con una conducta intachable, tranquila y mansa. Una tarde rojiza, serpenteando en la falda del Ávila que contenía el jardín de la mansión, una mujer joven merendó con Adonis. Desde entonces, hasta el sonado matrimonio de Eva Golilla con el millonario, la pareja compartían sus fiestas con la irreverente y cariñosa Faraona.

Con el paso de la aguja del reloj, Eva fue asediada por bucólica melancolía sintiéndose perdida. Pero un día se topó, ¡de pronto!; con un ejemplar de película. Un mozo alto, fornido, de piel caramelo, gestos de niño tímido y galante a la vez, sugestionó la sexualidad de la doñita. Eva se excitó por entre los ojos placidos y aturquesados de su jardinero y sintió como una corriente de lava caliente bañaba su vientre. Fueron amantes con increíble cautela. Pero Golilla era rehén de la mal oliente y codiciosa María Pullo, la
La oligarca en CloseUp
regente de las sirvientas de la mansión. Era una pobre regordeta que azotaba con crueles carcajadas, además de fisgonear la vida ajena, particularmente, a la dueña de la casa. Algo en su nueva patrona le hacía desconfiar hasta los tuétanos.


Por su parte, Faraona, la rica, se acostumbró a un trato refinado y esplendido, cazaba mariposas y arrancaba los belfos de perros, rabipeleaos y cualquier intruso. A pesar de lo chusma de la sirvienta y la realeza de la gata, tenían algo en común: Golilla les generaba audaz suspicacia. Y mientras la gorda nunca logró sus maquiavélicos objetivos para descubrir las andanzas de su ama, la gata corrió con distinta suerte. Una tarde acalorada, la misa llegó con su amo y mientras él enjuagó su humanidad bajo un monumental duchazo. Faraona detectó a lo lejos el olor de Eva, embadurnado con un extraño y pobretón Vetiver. La ashera siguió el perfume, rodó hasta la habitación del jardinero donde, jadeante,
La oligarca disfrazada de Guasare en Carnavales con su niñera
azotaba a Eva con todo su dorado cuerpo. La minina se plantó sobre el pretil de la ventana y Adonai la divisó desde su habitación, en el ángulo superior de la mansión. Insistió en llamarla, sin resultado. Al notar su desacostumbrada concentración, él bajó y encontró a la pareja. Sin pensarlo dos veces, enloqueció, tomó la picota naufraga del césped, derribó la puerta de una patada y sin mediar palabra, la clavó en el cráneo del jardinero como cuchillo en melcocha. Otro tanto realizó con la Golilla que con ojos aterrados se desvaneció en suelo. 

La Oligarca en reposo


La felina vio correr la sangre y siguió su curso en cacería. Terminó bebiéndola como batido de fresa. Nadie supo del paradero del jardinero y Doña Eva en la mansión del Contry Club, a pesar de las importantes investigaciones que solicitó el australiano. El dinero entierra tanto como el mismo lodo. Con el tiempo el viudo sufrió de una crónica tristeza que lo condujo a la muerte. Pero él era un hombre de negocios, por encima de todo y supo garantizarse su voluntad posmorten. Determinó el destino de su herencia, cuidadosamente. Los abogados arribaron protocolares al salón de reuniones y se
La Oligarca en reposo pero mosca!
mostró el testamento al público presente constituidos por familiares y sirvientes. Se dictaminó que la única heredera
La Oligarca al asecho
universal de la familia Johansson-Isava sería la gata Ashera Faraona. Para administrar la caudalosa sucesión los dos jurisconsultos, recibirían sendos sueldos mensuales hasta el día que la gata desapareciera físicamente, a partir de allí, quedaban despedidos. Fue cuando desesperada la gorda María se carcajeo para finalmente romper en frenéticos insultos contra los difuntos. 


Como rayo, la misa entró al despacho, brincó sobre el marmoleado escritorio y armó un concierto de maullidos y gritos. María Pullo berreó e insultó, con hartas groserías propias de su condición de sirvienta. Súbitamente la gata la atacó sacándole un ojo con un solo garrazo. Luego del impase, intervinieron los mentores de Faraona, cancelaron una cuota y la despidieron a la barrigona para siempre. Hoy, la heredera vive placida en su mansión del Contry Club de
Caracas, cazando mariposas y lagartijas en lo profundo de un verdoso jardín. La servidumbre narra que en las noches, por el camino de las rosas, sienten pasos, cadenas y alaridos. Cuentan los vecinos que han divisado a un hombre joven intentando
desprenderse de un pico incrustado en la cabeza. A veces los niños de al lado cuentan que Eva se descuelga por entre los sauces del jardín y han dicho que en varios partidos de golf una sombra negra escapa del lado de los abogados cuando Faraona los acompaña en el juego. También dicen que una mujer bella, de larga cabellera negra, vestida de blanco, con fuete en la mano rasca la barriga de la misa en noche de luna.




El novio de la Oligarca Ramón Vudú de los Ángeles






La Oligarca en el momento que descubre la verdad





La Oligarca con el espíritu del agua










La Oligarca heredera tomando el sol en la terraza de su mansión en el Contry Club