martes, 30 de agosto de 2016

Hambre y pie hinchado…


Hambre y pie hinchado…




Cuando escribo estas líneas aún no se ha ejecutado la marcha de la oposición. Para los que están pendientes de la política en Venezuela el teatro es idéntico: el gobierno denuncia conspiraciones, golpes de Estado de la oposición. Los cuerpos de seguridad pendientes de algunos chicos de Voluntad Popular, acusados de conspiradores, con armas y esas cosas que tumban gobiernos por las malas. ¡Claro!, este gobierno sabe bastante de eso…, con asesores expertos en la materia…, y su enconada experiencia en conspiraciones profesionales ya que, si alguien conoce de golpes de Estado, conspira, engaña y demás patrañas para sostenerse en el poder, son quienes hoy lo detentan en Venezuela. ¿Será por eso que viven más pendientes de mantenerse en la silla de Miraflores que de gobernar? Y que ningún político les mueva una ley o un gatillo porque hay
escándalo y cadena nacional. ¿Los delincuentes? ¡Bhaaaa! Eso no les importa… Argumentan que es un problema multi, con no se qué cosa, que están en el plan del no sequé y todo el pueblo acuartelado en sus casas y ya… ¡Quieto es quieto y callado! A la postre, la oposición insiste que los votos y la democracia son la salida. Hoy, con el pueblo en contra del gobierno la oposición se alza como el camino al cambio. ¿Para dónde agarramos con el pie bien hinchado, no?

El pueblo de Venezuela, harto ya de tanta verborrea sin expresión contundente del desarrollo, no hace caso a los argumentos de lado y lado. Ellos están pendientes de los precios, dónde conseguir la comida, estirar los realitos hasta donde se pueda y saben que hay que cambiar. ¡Punto! Eso los coloca del lado de la oposición, aunque no les gusten muchos de los políticos y arrimados que hacen vida y se publicitan allí. Hoy, el gobierno no tiene una explicación seria para justificar cómo después de tantos años de bonanza, el país está en la mayor carraplana. Aquella frase célebre de la cuña ¿Dónde están los reales?, es la pregunta popular y la de los economista serios... Todos sabemos donde están y se conoce que no están al servicio del pueblo. ¡Estamos claritos!

¿Que demostró la marcha? Lo que ya se grita en todas las esquinas de Venezuela. Que el gobierno debe cambiar a la mayor brevedad, que fracasó la parodia socialista, que la utilería está en desuso y que sus actores ya no traen público a las butacas. Tienen un parlamento barato y sin la estrella central del mega show. ¡Nadie aplaude y la gente deja el teatro sólo y en penumbra! Moraleja: salir de la fuerza por vía electoral.


Venezuela tiene que obviar el teatro y hacer política y políticas de cambio y desarrollo serias, innovadoras e integradoras, con la sinergia de los sectores productivos y activos del país. Dejar la crítica obvia y explicar: ¿Cuál estrategia económica restablecerá el aparato productivo, con cuáles empresarios, dónde y cómo se creará la tecnología requerida, etc…, tantas preguntas? Hay que asumir que se le tocarán las interioridades al monstruo y eso tendrá consecuencias sociales. Conspiradores son conspiradores y ahora con dólares... Detener los mega negocios que se dan, en los entre telones de los negocios de las grandes importaciones. ¿Qué hacer con la seguridad nacional y los grupos armados? Liquidar las mafias carcelarias. Renovar organizaciones vitales como las de justicia, defensa, salud, educación. Cobrar deudas sin documentos
probatorios y lo más difícil ¿cómo restituir la moral para acabar con el odio político, racial, económico que se sembró entre los venezolanos? Finalmente, ¿cómo hacerles comprender, ¡sin violencia!, a los obcecados seguidores de la boina que la democracia no sigue cachuchitas y mega estrellas de televisión disfrazadas, sino planes serios, concertados y que sus principios suponen la alteridad del poder? Que lo de la reelección indefinida hay que derogarlo, inmediatamente, y que es propio de dictadores…, por ejemplo y entre las urgencias.



La marcha oposicionista mostrará la obviedad…, que el pueblo de Venezuela está EMPACHADO, OBSTINADO Y CANSADO de tanto teatro malo, que ya no divierte, sino más bien, enoja, deprime y mata de hambre. Con la barriga del pueblo no se juega, pues no sólo se pierde el prestigio, sino además el poder. Los políticos del siglo XXI en Venezuela deben superar el teatro cantinflerico, el pasquín y el panfleto eructante que llena mentes a descocados y traumatizados sin récipe. Sin duda hay algo que despierta la inteligencia más contumaz: ¡El hambre! 

¡Qué iluminada está la Venezuela de hoy con tanta hambre!