domingo, 5 de octubre de 2014

San Francisco de Asís Un Hombre, un Santo, un amigo extraordinario, una gran ecologista

San Francisco de Asís

Un Hombre, un Santo, un amigo extraordinario, una gran ecologista

Su nombre original fue Giovanni di Pietro Bernardone; Asís, actual Italia, 1182 - id., 1226. Este hombre santo fue un religioso y místico italiano, fundador de la orden franciscana. Liderizó un movimiento de renovación cristiana centrado en el amor a Dios, la pobreza y la alegre fraternidad y tuvo un inmenso eco entre las clases populares e hizo de él una veneradísima personalidad en la Edad Media. La sencillez y humildad del pobrecito de Asís, sin embargo, acabó trascendiendo su época para erigirse en un modelo atemporal, y su figura es valorada, más allá incluso de las propias creencias, como una de las más altas manifestaciones de la espiritualidad cristiana.



San Francisco de Asís
Hijo de un rico mercader llamado Pietro di Bernardone, Francisco de Asís era un joven mundano de cierto renombre en su ciudad. Había ayudado desde jovencito a su padre en el comercio de paños y puso de manifiesto sus dotes sustanciales de inteligencia y su afición a la elegancia y a la caballería. En 1202 fue encarcelado a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia. Tras este lance, en la soledad del cautiverio y luego durante la convalecencia de la enfermedad que sufrió una vez vuelto a su tierra, sintió hondamente la insatisfacción respecto al tipo de vida que llevaba y se inició su maduración espiritual.

Del lujo a la pobreza

Poco después, en la primavera de 1206, tuvo San Francisco su primera visión. En el pequeño templo de San Damián, medio abandonado y destruido, oyó ante una imagen románica de Cristo una voz que le hablaba en el silencio de su muda y amorosa contemplación: "Ve, Francisco, repara mi iglesia. Ya lo ves: está hecha una ruina". El joven Francisco no vaciló: corrió a su casa paterna, tomó unos cuantos rollos de paño del almacén y fue a venderlos a Feligno; luego entregó el dinero así obtenido al sacerdote de San Damián para la restauración del templo.

Esta acción desató la ira de su padre; si antes había censurado en su hijo cierta tendencia al lujo y a la pompa, Pietro di Bernardone vio ahora en aquel donativo una ciega prodigalidad en perjuicio del patrimonio que tantos sudores le costaba. Por ello llevó a su hijo ante el obispo de Asís a fin de que renunciara formalmente a cualquier herencia. La respuesta de Francisco fue despojarse de sus propias vestiduras y restituirlas a su progenitor, renunciando con ello, por amor a Dios, a cualquier bien terrenal.
A los veinticinco años, sin más bienes que su pobreza, abandonó su ciudad natal y se dirigió a Gubbio, donde trabajó abnegadamente en un hospital de leprosos; luego regresó a Asís y se dedicó a restaurar con sus propios brazos, pidiendo materiales y ayuda a los transeúntes, las iglesias de San Damián, San Pietro In Merullo y Santa María de los Ángeles en la Porciúncula. Pese a esta actividad, aquellos años fueron de soledad y oración; sólo aparecía ante el mundo para mendigar con los pobres y compartir su mesa.

La llamada a la predicación

El 24 de febrero de 1209, en la pequeña iglesia de la Porciúncula y mientras escuchaba la lectura del Evangelio, Francisco escuchó una llamada que le indicaba que saliera al mundo a hacer el bien: el eremita se convirtió en apóstol y, descalzo y sin más atavío que una túnica ceñida con una cuerda, pronto atrajo a su alrededor a toda una corona de
almas activas y devotas. Las primeras (abril de 1209) fueron Bernardo de Quintavalle y Pedro Cattani, a los que se sumó, tocado su corazón por la gracia, el sacerdote Silvestre; poco después llegó Egidio.

San Francisco de Asís predicaba la pobreza como un valor y proponía un modo de vida sencillo basado en los ideales de los Evangelios. Hay que recordar que, en aquella época, otros grupos que propugnaban una vuelta al cristianismo primitivo habían sido declarados heréticos, razón por la que Francisco quiso contar con la autorización pontificia. Hacia 1210, tras recibir a Francisco y a un grupo de once compañeros suyos, el papa Inocencio III aprobó oralmente su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para predicar y lo ordenó diácono.




Con el tiempo, el número de sus adeptos fue aumentando y Francisco comenzó a formar una orden religiosa, llamada actualmente franciscana o de los franciscanos. Además, con la colaboración de Santa Clara, fundó la rama femenina de la orden, las Damas Pobres, más conocidas como las clarisas. Años después, en 1221, se crearía la orden tercera con el fin de acoger a quienes no podían abandonar sus obligaciones familiares. Hacia 1215, la congregación franciscana se había ya extendido por Italia, Francia y España; ese mismo año el Concilio de Letrán reconoció canónicamente la orden, llamada entonces de los Hermanos Menores.


Por esos años trató San Francisco de llevar la evangelización más allá de las tierras cristianas, pero diversas circunstancias frustraron sus viajes a Siria y Marruecos; finalmente, entre 1219 y 1220, posiblemente tras un encuentro con Santo Domingo de Guzmán, predicó en Siria y Egipto; aunque no logró su conversión, el sultán Al-Kamil quedó tan impresionado que le permitió visitar los Santos Lugares.

Siempre Amigos


Últimos años

A su regreso, a petición del papa Honorio III, compiló por escrito la regla franciscana, de la que redactó dos versiones (una en 1221 y otra más esquemática en 1223, aprobada ese mismo año por el papa) y entregó la dirección de la comunidad a Pedro Cattani. La dirección de la orden franciscana no tardó en pasar a los miembros más prácticos, como el cardenal Ugolino (el futuro papa Gregorio IX) y el hermano Elías, y San Francisco pudo dedicarse por entero a la vida contemplativa.


San Francisco de Asis creador de los
nacimientos Navideños

Durante este retiro, San Francisco de Asís recibió los estigmas (las heridas de Cristo en su propio cuerpo); según testimonio del mismo santo, ello ocurrió en septiembre de 1224, tras un largo periodo de ayuno y oración, en un peñasco junto a los ríos Tíber y Arno. Aquejado de ceguera y fuertes padecimientos, pasó sus dos últimos años en Asís, rodeado del fervor de sus seguidores.




Sus sufrimientos no afectaron su profundo amor a Dios y a la Creación: precisamente entonces, hacia 1225, compuso el maravilloso poema Cántico de las criaturasCántico del hermano sol, que influyó en buena parte de la poesía mística española posterior. San Francisco de Asís falleció el 3 de octubre de 1226. En 1228, apenas dos años después, fue canonizado por el papa Gregorio IX, que colocó la primera piedra de la iglesia de Asís dedicada al santo. La festividad de San Francisco de Asís se celebra el 4 de octubre.

Obras de San Francisco de Asís

Privadas de datos cronológicos, las obras de San Francisco de Asís documentan, no la vida del santo, sino el espíritu y el ideal franciscanos. Gran parte de estos escritos se ha
perdido, entre ellos muchas epístolas y la primera de las tres reglas de la orden franciscana (compuesta en 1209 o 1210), que recibió la aprobación oral de Inocencio III.

Sí que se conserva la llamada Regla I (en realidad segunda), compuesta en 1221 con la colaboración, por lo que hace referencia a los textos bíblicos, de Fray Cesario de Spira. Esta regla (llamada no sellada porque no fue aprobada con el sello papal) consta de veintitrés capítulos, de los cuales el último es una plegaria de acción de gracias y de súplica al Señor, y reúne las normas, amonestaciones y exhortaciones que San Francisco dirigía a sus cofrades, las más veces en ocasión de los capítulos de la orden.

Con su prima Clara fueron los fundadores de la
orden las Clarisas
La Regla II, en realidad tercera (y llamada sellada, puesto que recibió la aprobación pontificia el 29 de noviembre de 1223), consta de sólo doce capítulos y no es más que una repetición más concisa y ordenada de la precedente, respecto a la cual no presenta (como algunos investigadores han querido afirmar) novedades sustanciales. Es la que continúa en vigor en la orden franciscana. En el Testamento, escrito en vísperas de su muerte e impuesto como parte integrante de la regla, San Francisco lega a sus compañeros de orden, como el mayor tesoro espiritual, a madonna Pobreza.


En la primera edición completa de las obras de San Francisco de Asís (la de Wadding), fueron diecisiete las epístolas reputadas auténticas, pero su número se vio muy disminuido en las ediciones críticas posteriores. La exhortación a la penitencia y a la virtud, la importancia de la pobreza y del amor a Dios y los preceptos de la orden son algunos de los temas recurrentes de su epistolario. Se conservan asimismo unas pocas poesías religiosas en latín.


Otras obras destacadas son las Admonitiones, que contienen indicaciones de San Francisco para la recta interpretación de la regla, y De religiosa habitatione in eremo, dirigida a los frailes deseosos de llevar una vida eremítica. Las Admonitiones muestran sus ideas morales en advertencias prácticas dadas a sus hermanos, fruto de un continuo análisis de la propia vida interior. Fundada en el Evangelio y las Epístolas de San Pablo, esta moral se halla centrada por completo en el primer precepto, el del amor a Dios por sí mismo y como único bien, del que todos los demás proceden y que se sitúa por encima de todas las cosas: quien ama al Señor de esta forma lo posee ya interiormente en la medida en que comprende que, sin Él, la razón de nuestra vida se hundiría en las tinieblas y la nada.

El Cántico de las criaturas

A estas obras, todas ellas de alta significación espiritual, debe sumarse una que reviste además una gran importancia literaria: el Cántico de las criaturas(llamado también Laudes
Su sotana muestra una gran pobreza
creaturarum
 o Cántico del hermano Sol), redactado probablemente un año antes de su muerte. Según refiere la leyenda, la escritura de este poema fue un don y el remedio para su avanzada ceguera. Se trata de una plegaria a Dios, escrita en dialecto umbrío y compuesta de 33 versos que no tienen un metro regular. La rima repite el mismo modelo estilístico de la prosa latina medieval y de la poesía bíblica, sobre todo el del Cantar de los cantares.




La plegaria, cuyo ritmo lento recuerda los rezos matutinos, es de una extraordinaria belleza. Comienza elogiando la grandeza de Dios y continúa con la belleza y la bondad del sol y los astros, a los que alaba como hermanos; para la humildad del hombre reclama el perdón y la dignidad de la muerte. La maestría poética con que quedó expresado en esta composición el ideal franciscano tuvo importantes
También las fieras eran sus hermanos
consecuencias literarias y religiosas. No hay que olvidar que su movimiento espiritual estaba formado en su mayor parte por gente del pueblo que utilizaba la lengua vulgar; los cantos de esta multitud de seguidores que recorrían campos y villas se llamaron laudes, y luego fueron recogidos en los laudarios o libros de rezos de las cofradías de devotos. La influencia del poema de San Francisco y de su literatura derivada se haría visible en la poesía ascética y mística del Renacimiento.



Atuna Amatata el día de San Francisco de Asis
Bendiciones
Fuente del Texto:http://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/francisco_asis.htm

Hollywood en Aragua, María Conchita Alonso la despropiada o el empleo de la abuela

Hollywood en Aragua,
María Conchita Alonso la despropiada
o el empleo de la abuela



Cada vez que suena el teléfono de la casona yo me santiguo y atiendo. Algo grande pasa pues todo el mundo recibe sus mensajes a través de los portátiles personales. Las llamadas a la casona barruntan “alguna desgracia familiar”. Esta vez, una voz en punto cubano, identificada como Caridad Castro, oriunda de Olguín, pidió hablar con la Nana Kymbisa. Nuestra Nana tenía amigos en todas partes del mundo, de diversas clases sociales y profesiones. Ella, era una mujer muy querida y cosmopolita. Kymbisa era un modelo de educación, elegancia y sencillez. Así nos educó a todos nosotros, aunque la mayoría no aprendimos mucho, y si no me creen, para prueba un botón: la abuela es una guerrillera, terrorista, revolucionaria recalcitrante, de las que no aceptan una voz distinta a la de ella.


Kymbisa atendió y yo me quedé a su lado mientras recibió la llamada pues algo venia. Al colgar me dijo que la llevara al aeropuerto Internacional de Maiquetia, pues su amiga de toda
Aeropuerto Internacional de Maiquetia
la vida, Carmen María Hernández Alonso, prima de la cantante María Conchita Alonso, le solicitaba recibiera y atendiera a su prima artista por unos días en la casona, a propósito del mucho trabajo, los disgustos y sinsabores del mes. Que estaba segura que reposando en el camastro de la Nana se sentiría mejor y recuperaría las fuerzas, para volver a su vida de actriz de Hollywood. Así que yo me emocione muchísimo al contar con la presencia en Turmero de la actriz, cantante y ex mis María Conchita Alonso y lo grité por toda la casona. Comencé a cantar ¡Acaríciame!, una de mis 
melodías preferidas de su amplio repertorio.
Cuando de pronto, la abuela brincó despotricando de ella, argumentando que era una descastada hipócrita y que en su casa no quería a contrarevolucionarios que hablaban mal del gobierno, ni de la revolución. Mi abuela se encolerizó, cambio el rostro a vino tinto y miró Kymbisa a los ojos vuelta un diablo.


La Nana, sin mover un músculo de su petrificado rostro, me solicitó nuevamente que, por favor, la llevara al aeropuerto pues tenía que pagarle un favor de salud a su amiga Caridad Castro y que le
prestaría su catre a la prima María Conchita. Que en diez minutos saldría y que si no la podía llevar yo, o José Tomás, el chófer, se iría al Terminal de la Bandera, de allí tomaría el Bus Caracas, llegaría al centro de Caracas, para luego abordar un por puesto hasta el Aeropuerto Internacional de Maiquetía para esperar a María Conchita Alonso, su nuevo compromiso. Que se la traería en un taxi y lo pagaría ella y que todos los
gastos de la actriz, saldrían de su bolsillo. Que se trataba de un compromiso ético, que no podía eludir. Que las deudas se pagan con amor y lealtad. Dio la vuelta y arrastró sus
Las alpargaticas de la Nana
alpargatas hasta su habitación para el cambio de indumentaria, sin proferir más palabras.


Ante la elocuente respuesta de la Nana todos nos miramos al unísono. La abuela Catalina Libertad corrió a buscar su traje negro de Rollos Telas
La Cartera de la Abuela
Shantu 
que utilizaba, invariablemente, con lentes Gucci y sombrero diseñado por la prima Carolina Herrera, regalo de la última vez que visitó Turmero. Ordenó que iríamos todos, en cambote, a buscar a María Conchita Alonso hasta el aeropuerto de Maiquetía. Que arreglaran bien el cuarto de huéspedes, con sabanas nuevas, prendieran el aire
acondicionado y colgaran ramas de albahaca blanca por todas las esquinas para que perfumara el ambiente. También,  mandó a cocinar como para un ejército y cuando la Nana salió del cuarto, con su humilde carterita de charol
La cartera de la Nana
negro, la abuela, que parecía una artista, la esperaba en el portalón, se tomaron de la mano y conversando como si nada hubiese pasado se acompañaron, pasito tun tun, hasta el automóvil, el cual salió volando, rumbo al internacional de Maiquetía.


María Cochita en Maiquetia
A duras penas la actriz se desembrazó de los miles de Paparazzi y comunicadores que inquietos le preguntaban su impresión por la expropiación de su nacionalidad venezolana por parte del gobierno, pero la abuela tomo la batuta comunicacional, mientras Kymbisa  y le chófer escondían a María Conchita en el carro. La abuela les informó que lo de la expropiación de la nacionalidad no va, pues; 

-estamos resolviendo problemas mayores de trascendente desarrollo
nacional como la escasez y los desequilibrios económicos-

y terminó diciendo que se acababa la declaradera y que el lugar de reposo era un bunker familiar privado. El carro arrancó presto, sin parada posible y arribó a la vieja casona de Turmero a las 10 de la noche, hora impelable del
Santo Rosario de la abuela Catalina.

Han sido días agradables el compartir con la simpática, divertida, creativa y polifacética actriz, cantante, compositora y pare usted de contar talentos y gracias de María Conchita Alonso. Departió con
nosotros nuestro pabellón, el jugo de papelón con limón, los buñuelos y tortas de Lairen, yuca, topocho y pasó tiempo caminando por los jardines
de la casona, acostada en el chinchorro tomando fresco y sacándose fotos con los árboles, las flores
los animales y con mi sobrina Frescolita y sus amigos que inundó el Facebook con millones de fotos de la actriz y todos sus amigos. Tres semanas después la actriz se despedía de Turmero y de Aragua, mientras la abuela lloraba a cantaros, como en todas las despedidas. Kymbisa le regaló una protección espiritual en una pulserita y un rosario de pepas de mamón a la actriz con tres nacionalidades.



En la noche, la casa sin artistas se sentía sola y la abuela le escribió una carta a los altos personeros del gobierno solicitando que no le
Caricatura de la Abuela Catalina Herrera Guasare
quiten la nacionalidad venezolana a María Conchita Alonso, pues ella verificó que la actriz lleva su nacionalidad y su amor patrio en el corazón. 

También mandó otra carta dirigida al presidente Obama, solicitando la nombrara mediadora de buena voluntad entre los gobiernos para resolver todos los conflictos. Dejó claro que no sería un cargo ad honoren sino que deberían pagarle. Mandó el número de teléfono de su nieta la singular Frescolita por si querían llamarla en la noche. La Nana Kymbisa afloró su risita socarrona con las cartas de la abuela y yo me lance en el chinchorro
pensando que mal hizo esa señora María Conchita Alonso para que le arrebaten su nacionalidad venezolana. ¿Qué mal?...