viernes, 15 de agosto de 2014

El último drama de la Batería OFF en Venezuela... ahora peor... y sin bateria

El último drama de la Batería OFF en Venezuela

Una historia Verdadera


Traspasé el portal del estacionamiento, caminé hacia el automóvil, abrí la puerta, acomodé mi humanidad en el asiento del conductor y giré la llave en el arranque para ir al trabajo e iniciar la brega del día. Y oh! Sorpresa fantasmagórica, el carro no encendió, no había corriente. La conexión estaba muerta entre la energía y el montón de metales. 

De inmediato salí despavorida buscando ayuda, pues, según mi pueril y desubicado criterio, necesitaba algún cristiano de buena voluntad que me auxiliara
con el mecanismo de cables y trompa con trompa vehicular, para encender el automóvil y poder acercarme hasta el establecimiento de la esquina donde me compraría mi nueva batería. 

- Seguramente más cara-; pensé yo, por aquello de las 5 devaluaciones lineales en menos de un año. Nada que la chequera de mi marido general no pueda resolver. Para eso tengo un general en casa, para que traiga comida importada,
consiga electrodomésticos a buen precio y me colabore con la cría de los cinco hijos que durante nuestro maravilloso matrimonio de 20 años, hemos sostenido a fuego y pólvora.

De pronto, llegó el señor Renatto, el dueño del estacionamiento donde aparco mi carro hace 20 años también. Llegó presto ayudarme. Yo apuraita. Él, con paso longevo me detuvo con sus lacerantes frases de siempre. 

- Profesora, no hay baterías para la venta, ni en la esquina, ni más allá- . Allí me informó que las baterías escaseaban de forma alarmante. Que había que hacer cola y anotarse en listas de espera desde las 4 de la madrugada, a ver? Que además los precios se triplicaban y que ya este dato no era importante pues lo sustantivo era poder conseguirlas. 

Explicó, asimismo, que para comprar alguna debería entregar la batería vieja, ya que los distribuidores las solicitaban para convertirlas en lingotes de plomo que se usaban como materia prima en la nueva mercancía, pues acabaron con el mercado de plomo puro en polvo, materia prima base para la elaboración de estos bienes. Igualmente, me alertó que me olvidará de las garantías, que eso ya no existe en Venezuela. 

Entonces, llamé a mi esposo y me dijo que estaba
ocupado, desbaratando guarimbas y poniendo preso a los estudiantes. Que resolviera yo sola.

Renatto respiró profundo y continuó diciendo que el principal problema era la alta deuda con los proveedores internacionales, que ascendía a 203 millones de dólares y que dicho sector requería que les cancelaran “ya las solicitudes de más de 150 días de retraso, lo cual representaba unos $126 millones”. 

Luego, me alertó que también escaseaban los aceites, grasas, resinas y grafitos. Finalmente, Renatto bajó la cabeza como toro cuando cornea al torero, me miró con sus ojos marinos alegando que si la conseguía tuviese cuidado pues había bandas roba baterías y cauchos en toda Venezuela, además del saqueo Colombiano fronterizo de siempre. Pero que, yo no tenía problema por aquello de mi pariente el general, tan cerca de Dios y de mi camita.

Súbitamente desperté de la horrible pesadilla. Estaba soltera y sin prole épica, gracias a Dios. La angustia me obligó a tomar manzanilla. Me puse la ropita, brinqué a la calle, agarré el autobús y llegué al trabajo desde donde les cuento que en Venezuela la batería está off. Apagada.
 




Gracias a Dios que desperté!!!!!!

Cóctel Económico

Cóctel Económico

Para ir reflexionando sobre una 
nueva economía en Venezuela

La economía es una acción inherente a la vida humana y su ciencia apertura el nacimiento de la ciencia social desde los anales del siglo XVIII. Hoy, es tema cumbre en Venezuela pues el epicentro de la economía es la satisfacción de las necesidades humanas, con recursos escasos, y mientras más escasos, más caros son los bienes económicos.

La paradoja económica en Venezuela no ha cambiado desde hace más de cien años: país rico en recursos naturales, amplias potencialidades, múltiples recursos en los tres sectores económicos, población joven, abundante energía y, sin embargo, persiste una gran
pobreza multifactorial con una terrible dependencia tecnológica e industrial, lo cual, se ha traducido en el recurrente debilitamiento del aparato productivo, la desinversión y un desaceleramiento de la producción de riqueza.

La política económica desde hace más de cinco décadas intentó la sustitución de importaciones y el desarrollo hacia adentro, finalidades éstas que siguen vigentes en el repertorio de los últimos gobiernos, sin éxito consumado hasta el día de hoy. Pues, lo que ha mostrado la inmensa
bonanza en los últimos años en Venezuela ha sido que, tener abundantes recursos es una condición necesaria para el crecimiento económico, pero comprometerse con una excelente administración y gerencia de los recursos es la condición para incorporarse en la esfera de los desarrollados.

No basta tener mucho, es necesario administrar bien para que florezca la economía. Una política económica que garantice únicamente crecimiento no permite el desarrollo. Se requiere de una suerte de “coctel”
constituida por elementos “extra económicos” para que los bienes escasos puedan florecer y crear verdadera riqueza.

Las divisas que han ingresado a Venezuela por más de quince años no han aportado más que cinco grandes obras relevantes ejecutadas por compañías extranjeras, gasto público exorbitante y crecimiento de la deuda pública. Hemos sembrado en el aire y dilapidamos una inmensa fortuna. La peor administración es aquella que no hace nada con eficiencia, pero despilfarrar un patrimonio tan inmenso es inmoral.

El riesgo país aumentó en los últimos años, acompañado de una destrucción paulatina y sistémica del aparato productivo interno que genera escasez y
desabastecimiento crónico, falta de divisas y de reservas. La estrategia de desarrollo endógeno, tan hermosamente dibujada, quedó para el Garnica del futuro. Somos los más pobres de América con títulos de propiedad de un país rico con vastos recursos.



La falta de ética y capacidad gerencial han dado inicio al cóctel de la Venezuela pobre. Se requiere restituir la confianza del inversionista nativo y extranjero, racionalizar el gatos interno, administrar con visión sustentable, reorganizar PDVSA, eliminar las instituciones
gubernamentales del despilfarro, cortar los miles de convenios internacionales fraudulentos y dar estabilidad a la producción a través de leyes que apoyen el factor de mano de obra, tanto como el del capital. La economía es exacta, cualquier alteración en la receta hace que el coctel salga mal (un poco piche) y como esto último, se encuentra la economía nacional.