viernes, 25 de julio de 2014

Chicharras de libertad en San Mateo. La historia originaria de Luna María Libertad #líder #mantuana de San Mateo de #Aragua



Chicharras de libertad en San Mateo

Para el estado Aragua y
 en especial de San Mateo

Las viejas historias de la familia son las que más pláceme reencarnar. Las nuevas generaciones de la familia cada vez se conforman con más mitos y menos evidencias de la verdad del pasado. El Dios del tiempo “Cronos”, el invencible, disfruta sepultando a los personajes que menos se ocuparon de la historia. Este no es el caso de mis dos bisabuelas maternas, me refiero a la conspicua dama de alta sociedad Aragüeña, la intraficable Lazara Guasare Herrera y su hermana menor, la líder mantuana de San Mateo, la indestructible revolucionaria, Luna Libertad Guasare Herrera. Hoy, se siente escalofrío sólo con pronunciar su nombre de fuego y escuchar el latido de sus chicharras libertarias.

Las hermanitas Guasare Herrera fueron niñas del
buen pueblo, nacidas en los solares aragüeños, pero nuestra familia quiso sobresalir ante alta alcurnia Caraqueña y exilió a Lazara con la godarria Valenciana, en los conventos de María Auxiliadora, en Valencia. En la historia de  Luna Libertad reza que la enviaron en un inmenso avión a formarse en París pues desde sus primeros pasos fue amante de la buena moda, la lectura recia y la perfecta estampa. Pensaron que regresaría modelo por su belleza intraficablemente deslumbrante, pero no fue así.

Mientras Lazara Guasare se convirtió en una virtuosa de la flauta dulce y contrajo nupcias con su novio de toda la vida, el magnate Ramón Vudú de los Ángeles, antillano-francés, rico de cuna que sólo pisó costas Venezolanas para supervisar sus pozos petroleros y recorrió Aragua una tarde de excursión en la cual perdió su corazón, enjuagado en los ojos crepusculares de mi tía abuela Lazara. Él, nunca
más salió de Venezuela. Fue, entonces, que Luna Libertad regresó de Francia y se dedicó a la juerga, a disfrutar una vida sibarita, sin importarle un ápice el que dirán y a enamorar con su siniestra mirada de
mujer de mundo al marido de su hermana Lázara. Esto desató la guerra entre hermanas y Luna Libertad terminó, prácticamente, confinada en la finca familiar de San Mateo.

-Si te veo por Turmero, te mató-; le gritó en su cara doña Lazara al instante que Luna se dio despreocupadamente la vuelta sobre un pie, y le sopló una bocanada de humo de tabaco el cual nunca despegaba de su boca, respondiéndole: -Si puedes. Si puedes me matas, hermanita-; y jamás se encontraron más.

Luna Libertad se fue a vivir a San Mateo, comenzó a dar clase de francés a niñas de buena familia, luego continuó con matemáticas y literatura para los hijos de los campesinos, siguió con las campesinas y mujeres más pobres a quien les enseñó
todo tipo de labores, hasta que se aburrió y terminó enseñando a los artesanos, campesinos y se vinculó con la vida y los sin sabores de la gente más pobre de San Mateo. De ser una acartonada maniquí francesa, Luna Libertad se convirtió en una institución de conocimiento y apoyo a los más pobres, dió fuerza y resistencia ante los avatares de la vida. Vendió sus increíbles joyas y sus costosos muebles de estilo para hacer casas para la gente del pueblo. -Casas decentes para la buena vida-, decía orgullosa cuando a brazo partido las construía al lado de los campesinos. 

Así, Doña Luna Libertad, fue la matrona y maestra del pueblo, hasta el día que Nemesio, un alumno suyo del preescolar, fue baleado por el ejército del General Gómez, dictador de Venezuela. Ese día, en pleno funeral, Luna Libertad se cortó su preciosa melena azabache con
un puñal que se sacó de la bota, ante la mirada atónita de todo el pueblo de San Mateo y juró que la libertad de su patria sería su único tesoro. A partir de ese momento comenzó su verdadera gesta.

Traficó con diversos objetos acantonando recursos para armar la revolución: vendió armas, muebles, joyas, balas, ganado, todas sus tierras de San Mateo, lo pensable e impensable también. No dilapidó toda su herencia pues nunca se la entregaron. Pero su fama de salvadora creció ante el pueblo, su familia y lamentablemente para ella, de cara a los esbirros de Gómez que la ficharon como revolucionaria. El pueblo sin comida moría de hambre y en las noches bultos de alimentos aparecían entre las poblaciones más pobres de San Mateo. Decían que una sombra negra humeante
dejaba las provisiones. Varias veces la apresaron para interrogarla, pero Gómez era muy amigo de la familia y sabía de las trapisondas si le tocaba un cabello a Doña Luna Libertad. Su figura asfáltica,
sus ojos mefistofélicos hipnotizaban a los esbirros hasta el punto de obligarlos a quitarse la vida después de hablar con ella. Allí empezó su fama de bruja malvada y liberadora al mismo tiempo. Los bancos y varios comercios eran saqueados en las noches y todo el botín quedaba en los ranchos de la gente pobre para su propia supervivencia.

Una noche querían atacar un puesto del atracadero de Chuao que venía por barco para tomar las armas, fue el día que se hizo pública una esquela donde Ramón Vudú, su cuñado, le declaraba su loco amor
y le revelaba las claves de la embarcación. Aquella hora, en la toma marina Doña Luna fue presa y encarcelada en una mazmorra escondida. Los pobladores de San mateo se desesperaron buscándola y se le alzaron a la general. Hubo una gran trifulca pero ella apareció en medio de una polvareda seguida de campesinos y algunos
milicianos. El fuego cruzado se dio y un soldado le colocó un arma en la cabeza si Doña Luna no daba la orden de dimitir y rendirse. Luna Libertad lo miró a los ojos lo escupió y explotó esparciéndose en el aíre de San Mateo a través de millones de chicharras que se fugaron por el aire del pueblo.

Nunca más se supo de ella, ni donde terminó su bella estampa. Su familia, tanto como su cuñado
Ramón Vudú de los Ángeles cancelaron fortunas a diversos cazadores para dar con su paradero: pero todo fue inútil. Lazará se mudó y no saludó más a su esposo quien quedó solo. Nunca más se conoció nada de mi tía abuela Luna Libertad. Pero la
historia reza que San Mateo resistió durante largos años el hambre y la opresión de la dictadura de Gómez y sus esbirros, pero la gesta y el recuerdo de Doña Luna Libertad avivó la esperanza y la furia combativa de nuevos dirigentes. Hasta hoy, cuando llego a San Mateo, algún arcaico abuelo me saluda diciendo que reconoce mis ojos, mi melena o mi voz pues recuerdan a su lideresa Luna Libertad. 

También sopla la leyenda eterna de ella, pues en la noche, cuando alguna mujer o niño pobre enfermo se queja, miles de chicharran cantan como un rezo a su lado. La gente de San Mateo dicen que se trata de la bellísima Doña Luna Libertad que los está consolando a través del grito de libertad de sus chicharras mágicas.