jueves, 15 de septiembre de 2016

Beauvoir del XXI



Beauvoir del XXI



Je, je y ¡Que viva la globalización tecnológica que permite recortar distancias y alargar informaciones!..., lo digo por la Mega Cumbre Margariteña… ¡El mundo lo tiene claro!..., digo, por lo de la presidencia del Mercosur y el atasco de los países Suramericanos.
¡No es no!, sin democracia no hay presidencia…, como lo del paraíso; ¿qué tal? Reconozco que los temas existenciales son la marcha por el Revocatorio y la Cumbre de Margarita, pero a mi curiosidad la seduce el surrealismo mágico de la cotidiana extrañeza en la noche venezolana. Que mis colegas opinaticos se encarguen de los encumbrados temas de la alta política internacional y bananera. Yo me sumerjo en las hondonadas entrañas humanas y aquí os relato.


En medio del calorón de la camionetica, ya mis pies rozaban la partida, cuando una mujer alta, de larga melena negra, perfectamente ataviada de tacones, cartera, zarcillos, pulseras, collares y maquillaje bien puesto, tomó el asiento alterno. Sólo con el roce de su aura lo supe: Era un hombre, aunque había que diagnosticar con fino bisturí para la verificación. Mi olfato sabe donde hay un hombre…

La conversación fluye con naturalidad entre dos mujeres que se saben cercanas por el obligado paseo que se avecinaba…, y emerge, un cotilleo entre amigas. Con suavidad se dan las confesiones de su parte... Yo, nada; nada raro, nada que contar… Ella es la estrella y se adjudicó un elegante nombre italiano, después que su familia comprendió, sin aspavientos, que aunque nació varón, era más hembra que otra cosa. Yo, me abalanzo hacia la aventura de conocer…, y emerge una crónica con un performance bastante cotidiano.

La pubertad de la exploración, donde el muchacho no sabe si es chicha o limonada…, pero, el peso del amor permite que la familia la asuma hembra, sin operación, sólo la fiesta de las hormonas, porque ella puede combinar sin trauma el tacón, la pestaña postiza y el falo originario. Todo va viento en popa con final feliz. ¡De pronto! Zas y confiesa que la peluquería está competida, no hay tintes, ni laca; la cosmética está acaparada por médicos y antes de morirse de hambre y para poder mantener la costosa estrategia de la feminidad, se entregó a la vida loca. ¡Dios Santo!, la competencia no perdona ni a la vieja profesión…

En ese momento yo saqué la libreta mental frente al análisis de mercado de la paisana/no. Hay tarifas de acuerdo a la condición: travesti (tarifa plana y regulada), transexual (personas completamente operadas con precios diferenciales) y las transgenero que se dividen en: hormonadas y operadas. Cada categoría está a la disposición de mercados, precios, circunstancias y estrategias de publicidad distintas, donde las redes sociales juegan un papel verdaderamente clave. El aspecto físico, la condición social y el mercadeo inciden en la frecuencia, tipos de clientes y precios. ¡Dios! Quedé empachada de tan minucioso análisis de mercado. Me llamó la atención el perfil de algunos clientes: ¡Hombres que les gusta mujeres bellas y fuertes…! Tan fuertes que usan pantalones… (métafora por la hora todo público).


Nos despedimos como buenas amigas y yo me alejé recordando el extraordinario tratado de la gran filósofa francesa, Simone de Beauvoir quien en 1949 parió un escandaloso y controversial libro: El Segundo Sexo



¿Quizás, la gran libertad femenina de hoy y de ayer, esté siendo expropiada por el nuevo hombre del siglo XXI que combina el alto tacón y las rígidas interioridades de algodón? ¿Es ética o mercadeo?, ¿Libertad o caos? 

¡Dios…, cuanto trabajo filosófico para pensar un nuevo hombre del XXI, tan andrógino, femenino en su masculinidad y macho dentro de apretados tacones... ¡







Yo, por esos montes de Dios, curucuteando entrañas ajenas