viernes, 30 de enero de 2015

Propina en Upata y la venganza de la Rompehueso

Propina en Upata y la venganza de la Rompehueso  

La historia que se asoma es verdadera. Lo juro por el polvo de los huesos de mis antepasados. Yo la vi florecer desde mi propio rancho, entre los montarrales que dividían sus vidas de la mía. Él, era un hombre hembrero, feo como una baba vieja del Orinoco, enano de cuerpo y mente, con el rostro descocido por el acné juvenil. Su facha asemejábase a un reptil de río, portaba unos dientes enanos y negruzcos que invitaban al vómito cuando se carcajeaba. Era Rafael Muñiz, el loco de Upata, como lo bautizaron en la bodeguita de la 70. El espécimen
pavoneaba su coctel de pobreza a los cuatro vientos. Hablachento, teatrero, pendenciero y muy, ¡pero muy avaro!, codicioso hasta los tuétanos, de esos que se descocan cuando encuentran una ventaja para hacerse de dinero, bien o mal habido o lograr algún reconocimiento de clase: títulos universitarios, carros, cargos…poder. Por su horripilancia física y espiritual no cosechó algo bueno a su lado y no tuvo suerte con bellas mujeres, ni feas tampoco. Sólo el escorbuto de las féminas en desecho le fue otorgado por la vida. Por eso se trepó sobre la veterana Diana Suarez, alias la
Rompehueso de Bolívar.

Sin gracia, ni pena se arrejuntaron. Ella, practicaba una antigua profesión. Había sido desde siempre mesonera en el Callao. Con el paso del tiempo, desgajada y sin mucha demanda por amargada y psicópata, se cansó de su profesión y con el exceso de años pisándoles los talones, llegó a Ciudad Bolívar. Allí fingió ser maestra de escuela logrando el cargo, intercambiando favores sexuales con el Director de turno, un decrepito bisexual listo para el retiro. 
Antes era Adeco, Ahora es huevo frito: Amarillo y blanco
Finalmente al mejor postor del rojo gobierno


La Rompehueso era una experta en la materia burdelesca y todo en su vida lo consiguió por la venta de favores sexuales. La maestra Diana, camuflada en el kindergarten y con trabajitos de sirvienta vespertinos, juntó sus delirios de grandeza con Rafael Muñiz, el mesonero de Upata, quien quiso ser concejal, alcalde, gobernador y empresario y nunca logró más votos que los que la Rompehueso amarraba con su pellejo, entre sabanas grasientas de sus amantes vespertinos. Ella decía que lo hacía por sus muchachos y no porque le gustaba y le entretenía.


La vocación de Muñiz era taxista de día y para redondearse la mesada, se ayudaba con las propinas y el enjuto sueldo que arañaba como mesonero en la cachapera principal, justo en el ombligo de Cuidad Guayana. La india Rompehueso, para sellar su abolengo de “señora seria y decente” se ocultó tras el paragua de la religión convirtiéndose al protestantismo y vociferando “Gloria a Dios”, a pulmón batiente, a toda hora. Hicieron un rancho de paja y barro, aquí mismito, al lado del mío y vi como, anualmente, cuatro tripones feones y malcriados derretían con sus chillidos el silencio calurosos de este monte.
 
Un día, de tanto suplicar, rebuscar y arrodillarse ante el poder de turno logró que le arrimasen un contrato en Guayana y el timón de la suerte, por primera vez, le sonrió al laudatorio. De mesonero a contratista cambia la paga. Nunca fue hombre que le importara cuanto o a quién debía adular, si los encargos eran legales o ilegales, si había crimen o no en sus labores, si lo llamaban el huevo frito o el venado de Upata. Su vista
fija sobre el botín lo valía y soportaba todo. Se hizo un hombre rico y lo mostró sin decoro ante el pueblo, para que me envidien y respeten -, decía borracho compartiendo con los demás mesoneros. 

Así, la Rompehueso y los tripones abandonaron el rancho;
-Gracias a Dios-
ya no tuve que soportar las malolientes brujerías de la india para retener al marido hasta el atardecer. De día bruja y de noche
demencialmente gritaba ¡Gloria a Dios!. Al hombre lo cambió el dinero, se sentía superior y se avergonzaba de los primitivismos de la Rompehueso. Él, cumplía con la mesada y nada más. Ahora, Rafael era un hombre nuevo. Compartía con gente fina, culta y de Caracas. Su ignorante familia de color lo avergonzaba y partió a Cumaná en pos de un gran contrato eléctrico.

Las riveras de Mochima y las baratijas que salían de sus bolsillos lo acercaron a la joven hija del jefe de policía, una tal Sandra de Jesús. Le dijo que era soltero y le prometió matrimonio. Sus mentiras aumentaron con su posición. Ella  aceptó abandonando a su novio de toda la vida, un árabe panadero y mafioso, como muchos en Cumaná.


No se conoce  bien cuándo y cómo la Rompehueso se enteró de la nueva amante de su marido, pero un día, quizás en un burdel de carretera, Muñiz ingirió una bebida, de muchas que acostumbraba tomar en sus suntuosos bacanales. Lo encontraron por el camino hacia Guayana, con los ojos saltados y
las tripas reventadas. Fue entonces cuando Sandra de Jesús regresó a su pasado y se casó con su antiguo novio, la Rompehueso se hizo de una fortuna por las pólizas de seguros y se adueñó de la mitad de todas las empresas de Muñiz, el restó de la hucha fue de sus hijos. 


Cuentan en el pueblo que por las tardes, justo en la entrada de Upata, un mesonero enjuto, se aparece a los viajeros invitándolos a
cortar el camino, lleva una copa llena de dinero y las tripas le arrastran por el suelo; sus gemidos y llanto asustan de tanto dolor. Dicen que la Rompehueso vendió lo que pudo, se hizo rubia, dejó sus hijos y se da la gran vida en Panamá con un joven amante, bello y con dientes de marfil.

Esta leyenda es verdadera y le advierto: en el crepúsculo, por los
lados de Upata, un ánima en pena lo quiere asustar y si desea continuar el rumbo sin problema, lance unas monedas por la rivera del camino para que el alma codiciosa de Rafael Muñiz pueda pagar su castigo en las podridas profundidades del infierno.


Bienvenido 2015 y el susto de fifi en el cementerio de Turmero FiFI la amiga inseparable de la abuela Catalina

Bienvenido 2015 y el susto de fifi  en el cementerio de Turmero
FiFI la amiga inseparable de la abuela Catalina

Se despertó el nuevo año 2015 taciturno. El Municipio Santiago Mariño asemejabase a un pasaje de la obra de “Casas Muertas” del escritor y político anzoatiguense Miguel Otero Silva. El polvo amarillento y acalorado se me untaba en la garganta cada vez que husmeaba el penacho oloroso y pegajoso en la desértica calle principal Turmereña. Basura, polvo, mugre y silencio me
dieron siempre la bienvenida. Sin embargo, yo me la pasé de lo lindo acompañando a la dinámica Frescolita, la más joven de la casona, paseando por la plaza y sentándome en los grandes bancos acantonados frente a la celeste Iglesia de la Candelaria. 

Pero mi dueña, la abuela Catalina Guasare Herrera decretó la partida hacia el cementerio. Es un rito en la casona visitar a nuestros muertos y hacerle
los honores que se merecen  como tributo por cuidar a la familia, todo el año desde el más allá. Para el encuentro exotérico se cocinan arepitas dulces anisadas, salpimentadas con queso de mano telita,
acompasadas del té de papelón con limón. También, se elabora la torta negra de melaza y las polvorosas mágicas de la Nana Kymbisa; unas con chocolate de Chuao y otras con vainilla (esas son mis preferidas). La abuela exige, sin negociación posible, que todos nos uniformemos de luto, hasta a mí me amarran un cinta de raso negro en el cuello. El primo Ramón Vudú alega que él parece un zamuro, que siendo negro y vestido de noche
sólo se le destaca la dentadura. Pero es un petitorio sin respuesta. La abuela es dictadora en algunas cosas, pero yo la quiero mucho a pesar de sus inmensos defectos.

Ya son muchos años de tradición y la única persona eximida de semejante arbitrariedad de mi dueña es la Nana Kymbisa, ya que su religión Yoruba no le permite utilizar colores oscuros. Ella se acicala de blanco de la cabeza a los pies, se retira los collares en la puerta cementerial y
La Nana Kimbysa Lista para salir al cementerio de
Turmero
comienza a rezar desde que pisa el Campo Santo hasta que se decreta la retirada esparciendo, como locomotora vieja, humo de tabaco a los cuatro vientos.

Llegamos al sitio y yo patrullo la zona. Doña Mariana me compró unas botas azules eléctricas, ridiculísimas por cierto, pero aquí voy, libre como el viento, brincando entre flores, piedras, musgo de viejas y destartaladas tumbas, monte, basura y más basura. Sé que de vuelta enjuagaran mi diminuta humanidad en varias aguas. Soy curiosa y me aleje
de la familia distrayéndome con un contingente de humanos que llegaron portando una inmensa caja de madera, acompañados de algunos de mis colegas de la calle. No soy amiga de compartir narices con desconocidos, pues mi fortaleza radica en mi rapidez para alertar y correr, nunca en la fuerza de mis mandíbulas. Me acerqué al grupo mientras el cajón se escondía en un hueco de la tierra. Algunos lloraban, otros maldecían. Era triste aquella escena por el dolor y
la pena. Había hombres y mujeres ataviados con ropas coloreadas.



¡De pronto! Como de la boca del averno, un grupo de hombres con cara de diablo, algunos con el rostro tapado, entraron como fantasmas portando armas de todos los tamaños. Al divisarnos las apuntaron contra nosotros y abrieron fuego sin contemplaciones. Yo me aplasté sobre la tierra, sorda por la fuerza de las detonaciones y los
múltiples gritos de los concurrentes, sin poder distinguir ningún otro aroma distinto a la pólvora. A mí alrededor observé como se desplomaban humanos sangrantes y sin vida, con la vista perdida sobre las tumbas. Me desesperé buscando asilo. Me arrastré hasta un hueco en el suelo abalanzándome hasta el fondo e incrustándome en una vieja calavera. Allí permanecí inmóvil y temblorosa, reposando al lado de una osamenta hasta que el escandalo se mitigó. Luego, un insoldable silencio llenó mi cueva. Estuve acurrucada, hecha un restrojo, aterrada y sin facultades para percibir nada. Después de un tiempo escuche voces desconocidas, luego timbres, pitos, sirenas y finalmente sentí la voz y las pisadas de la Abuela Catalina llamándome. Me impulse como un San Bernardo desde el fondo y de un solo brinco atiné a saltar sobre sus brazos. Todos salimos rapidito del cementerio, tomamos la furgoneta y asaltamos la casona sin dirigirnos la palabra.

En la noche, después de rezar el rosario, mientras los muchachos jugaban ajedrez escuché a la abuela lamentarse por la inseguridad del pueblo. Hurtos y asesinatos son el saldo de fin de año y el preludio
del que despunta en el almanaque del futuro. Ella dijo que un pueblo sin moral era un pueblo de demonios y que no encontraba en los dirigentes del presente la suficiente fuerza para reconstruir una ética de la vida y del buen encuentro. Que lo sucedido en el cementerio de Turmero, donde bandas delictivas asesinaron a venezolanos ¡al pueblo!; como pase de factura y venganzas personales, daba cuenta de la terrible enfermedad socia del país. Se perdió la moral; dijo llorando; y éste es un pueblo de demonios porque la vida no vale nada. Yo brinque sobre su regazo y comencé a lamerla como para darle ánimo. No comprendo bien lo que dice mi ama, pero algo muy malo sucede por estos lares que una perrita faldera como yo no puede resolver. Se requiere más que perros falderos para enfrentar la crisis de seguridad y las mafias de Aragua. La Nana Kymbisa dice que el demonio está suelto en Aragua y que a mí hay que ponerme un escapulario también... ¿Cómo será eso?...je, je , je.



















EGOS COMELONES

EGOS COMELONES




El ego humano es connatural con la existencia y abre el paso a grandes creaciones o catástrofes. Todo depende. En la teoría del psicoanálisis de Freud, el ego es, parcialmente, el lado consciente de la personalidad que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superego y la realidad del mundo exterior. Comienzan las complicaciones teóricas al intentar sumergirnos en las interioridades humanas donde nadan o, más bien, incontables veces naufragan los egos. La partida de nacimiento del ego, tanto como sus múltiples significados, son variados. Ego asemejase a psique, alma, conciencia, ser y muchas acepciones más.

Por ser el ego una parte humana tan difusamente encriptado en las entrañas no se
ve, toca o palpa con facilidad, pero su existencia tiene una valencia tal que si se enferma te mata. Por lo menos ya sabemos dónde se ubica el ego pero, a ciencia cierta, desconocemos cómo es, sus cambios y conexiones con el resto del cuerpo y de la vida. Él, es intangible, indivisible, amorfo e invisible pero comparece a cada paso de la acción humana. He allí su valencia más poderosa. El ego es inseparablemente hermano de existencia, por tanto, su salud será la nuestra.

Algunas religiones afirman que el ego es la contracara de la humildad y por ello, varias de ellas, como las orientales e hinduistas, le han declarado decreto de guerra a muerte. Otras disciplinas más contemporáneas como la psiquiatría, psicología y los programas de desarrollo y crecimiento personal inspiran y exaltan la necesidad de contar con un ego sano. Ahora bien, si el ego es parte de los humano, algo de sagrado y profano
contiene. De bondadoso y hasta perverso.

Cuando el ego se alimenta de odio, guerras, resentimientos propios o ajenos y mantiene una fuerte y permanente conexión con los grandes enemigos interiores del humano: traumas, celos, envidias, codicias, avaricia, lujurias, tristezas, resentimientos (personales o sociales),
racismo, sexismo, vanidad, xenofobias y pare usted de contar plagas endógenas, el pobre ego se recrece lleno del cáncer del sinsentido y es allí donde el problema de éste afectará todo el sistema mundo del que lo posee. Si el enfermo fuese un náufrago seguramente la enfermedad de su ego sólo afectaría la naturaleza que lo rodea, sin más efectos perniciosos que el de una pequeña plaga ambiental que ¿quizás?, pronto podría pasar.
Pero si el humano no es náufrago, el ego enfermo expandirá su ácida pestilencia como un virus letal, afectando la matriz social donde comparece su epicentro. La pus del ego es el odio y enferma lo que toca a su paso como un ébola o un ántrax letal. Nadie está a salvo de tales abominaciones. El ego enfermo mata.


Ego enfermo y poder es el tema de los últimos años en nuestro país. El poder requiere un ego sano, tanto como la mente y el cuerpo, tanto de los líderes, como de sus seguidores. Un ego sano se alimenta de la creatividad motivadora, de la ética de la buena vida, de la fe por el desarrollo y de la promoción de la vida. El ego alimentado
de paciencia, estudio y amor siempre reverdece y enfrenta las peores catástrofes. Hay que tener una dieta de cariño para los egos en Venezuela a ver si la cosa mejora…y que sea urgente pues el agua está llegando al rio.







Las Memorias De Un Turismo Intangible Prfa. Yanitza Albarran.






Don Livorio Amante de la Naturaleza

Las Memorias De Un Turismo Intangible


Prfa. Yanitza Albarran.

Yanitza Albarran
Aproximarnos a Tabay, Municipio Santos Marquina del Estado Mérida en Venezuela, después de ser considerado un camino habitual por décadas, una de las tres zonas de investigación de la interculturalidad por dos años; ir por un día con otra mirada, redimensiona un lugar que se creía,
hasta el momento, conocido. Así es el turismo, a veces creemos que conocemos un destino, sentimos que hemos experimentado todo lo que nos puede ofrecer un territorio, hasta agotar el deleite del mismo, pero ocurre por un instante la sorpresa.





La mirada de hoy sábado 25 de Octubre de 2014 de 9am hasta las 3 pm, me presentó su dimensión turística, el reconocimiento de la existencia de una red para continuar con el desarrollo del turismo
desde lo propio en el municipio, con producción intelectual, compromiso de los operadores turísticos y el apoyo correspondiente por el gobierno municipal, regional y nacional.




Pero si todo parece perfecto que es lo que se necesita para potenciar lo presente, se considera iniciar por el reconocimiento visual de todos los operadores turísticos y prestadores de servicios en el municipio, todos deberían saber cuál es la plataforma existente, pero no es suficiente con el
conocer, es posible que se necesite ir más allá,
Investigadores Científicos del CENIT con gente de Tabay
deberían desde el principio de la cooperación y la co-creación hacer su destino turístico con sus lógicas propias, es decir, lo mancomunado, lo natural, típico, cotidiano, tradicional y ancestral.




Don Liborio y sus amigas las plantas

Entendiendo que lo que se ofrece no es lo tangible de los servicios de alojamiento, bebidas y alimentos, o el transporte, sino, lo intangible que es el turismo, lo cual, se refleja en los circuitos, los recorridos, los senderos, es la experiencia significativa que vive en el recuerdo lo que realmente se ofrece.




Por ende, con las capacidades ya presentes en la zona, que han generado una técnica, es necesario que se compenetren entre los prestadores del servicio, el ambiente, los artistas, guías, representantes del turismo, todos los protagonistas
 del circuito. Se necesita no sólo la ayuda
financiera, tecnológica o de asesoría; sino la construcción desde lo existente de un turismo integral, donde el gran protagonista sea su gente.




El inicio es el ejercicio de juntarse, conectarse la posada, con el juguetero, el restaurant con el guía, el transporte con los artistas, en el entendido que el turismo no es una habitación bella o un rico plato, sino, un todo que converge en un mundo de sensaciones que son indescriptibles y te convidan a pagar para permanecer y volver.




Estar aislado en turismo es un fracaso, en esta acción social, todos tenemos una posibilidad, pero
además todos somos gente del turismo, pues, somos lo principal que se ofrece y deberíamos conocernos a nosotros mismos y al otro cercano, en la nos-tredad de Tabay, un territorio con diversidad cultural, donde los propios han adoptado a los extraños coterráneos y extranjeros.





La propuesta es con el fin que las nimiedades del ámbito personal no interfieran lo transcendental de lo colectivo, y para eso deben apoyarse entre todos, la cooperación y la comprensión solidaria. El individualismo no funciona en el desarrollo social y humano, antes que la acumulación del excedente es la reinversión en la empresa de propiedad social lo imperante.





Los turismo que podemos ofrecer esta colmado de sensaciones, olores, colores, sabores, experiencias significativas, vivencias, aprendizajes, es decir, son las emociones lo que proyectamos a la gente, compartir la felicidad de quienes la la sienten y alcanzan la inspiración hasta plasmarlo en una creación colectiva, que refleje todas las voces desde lo que son y como son.


Una polifonía con la diversidad cultural, un territorio de múltiples altitudes, evidenciando en las páginas la cotidianidad de su que hacer, del procedimiento, los procesos, servicios y satisfacción de necesidades, son memorias para que lo intangible del turismo se concrete en el desarrollo y la mejor vida de todos sus co-partícipes, para que la técnica sea tecnología, sus acciones metodología y su devenir ciencia.