domingo, 31 de agosto de 2014

¿Consanguíneo o afín? #Venezuela


¿Consanguíneo o afín?



Una sociedad rica es sinónimo de educación, buen trato y cortesía; las anteriores son síntomas de lo mismo: ética. La falta de ella delata un gran deterioro social que se muestra en inseguridad, guerra, baja productividad, desorganización empresarial, caos, deterioro ambiental, dependencia tecnológica, insalubridad, entre muchos otros males mayúsculos subsidiarios con la pobreza de naciones y gente. 


Pero hay un dato más allá, enraizado en la raigambre del tejido social venezolano, que con harta sapiencia  fue diagnosticado por el odontólogo de profesión y filósofo por antonomasia, el Doctor Rafael Castillo, que desde el cenáculo de su consultorio, me explicó los derroteros y entramados éticos derivados de la consanguinidad y la afinidad.

Amar a los hijos no requiere de mayores esfuerzos éticos, pues la familia une y llama a través de gen y costumbre. Es la alianza de la sangre común que promueve la organización
familiar. Sin embargo, la sangre llama, tiene un poder pero hay estímulos y alianzas que superan el código genético y forman el macro tejido complejo que dan pie a las sociedades.

A este sumun imperceptible, pero profundamente poderoso, el doctor Castillo lo denominó la afinidad. La palabra afinidad viene del latín adfinitas, adfinitatis, que es la cualidad del adjetivo adfinis, compuesto de ad+finis (límite, frontera). Así el afín es en principio el que está próximo al límite de otro, el vecino, el semejante.


Su contenido trasciende la esfera familiar, personal, familiar, local y lo sitúa en la infinita multidimensionalidad de factores que permiten el encuentro humano. Desde lo profundamente sensible y emotivo hasta los lazos cívicos que nos impulsan a lo transnacional; por ejemplo, somos afines con tribus arcaicas de Guayana y con sofisticadas computadoras japonesas, al mismo tiempo.


Luego con resignación, y cierto dejo de melancolía, continuó su disertación filosófica. “En Venezuela la siembra de
infinitos odios ha sido una estrategia bien pensada: políticos, raciales, económicos, intelectuales, de clase, religión, etc. Todos cuanto separen y hagan ruptura entre la afinidad de los venezolanos han sido mortal y deliberadamente esparcidos por años, ha sido una estrategia muy reforzada sostenida como fórmula de control del poder nacional e internacional. María, los venezolanos hemos perdido nuestra afinidad y eso nos está llevando a la destrucción total-, concluyó el Doctor Castillo con  decepción y tristeza ahogándole la garganta.


No pude agregar nada a su disertación pues sus garras de acero aniquilaban sanitariamente la caverna de mi boca, pero reflexioné que esa afinidad entre venezolanos abre el camino hacia la cooperación y hacia la organización social, fundamentos esenciales para el crecimiento económico y el desarrollo endógeno e integral de los pueblos. Sin afinidad no son posibles sueños comunes, visión compartida, ni trabajo en equipo. No es posible el bienestar que es el bien común.


La siembra de odio inyectada en las venas del tejido comunitario venezolano, ha traído beneficio a unos pocos nacionales y extranjeros a costa de la destrucción y la debilidad nacional. La mejor arma contra los imperios, que quieren someternos desde lo emocional, hasta lo militar, es alcanzar por nuestras propias acciones nuestro desarrollo. 


Reflexioné sobre estas cosas, me deshice de la sangre en la
boca y corrí para terminar éste artículo por la afinidad que siento con todos mis compatriotas venezolanos. Saber aceptar la diferencia, con verdadero respeto, es un gran síntoma de inteligencia colectiva y de ética para la buena vida. Todos lo necesitamos en Venezuela






La Luna del Polvorín y por eso el sol de #Aragua #Guayabita #Turmero

La Luna del Polvorín
y por eso el sol de Aragua


Rafael Luna de Polvorin
¡Cuidado!, mucho cuidado y no se confunda mi querido lector que no se trata de la luna en femenino. ¡No!. No es la compañera enamoradísima de la tierra que coquetea y asoma su rostro a trozos para dar lumbre a ciertos enamorados y mortales. ¡No señor! Mi escrito versa sobre una Luna varón, una Luna macho. Esta narración es sobre un hombre de apellido Luna que a lo largo de los
años ha regado con trabajo duro y esfuerzo denodado la tierra de sus antepasados y de sus herederos en una parcela de su propiedad, ubicada en la ruta hacia la población del Polvorín, en nuestro querido Estado Aragua.

Luna es hombre recio hecho para la brega y
amante de la naturaleza y de su familia. Y cuando me refiero a su familia entiéndanla como la ampliada, es decir, tendrán que incluir visitantes, clientes y además, todos sus animales que son varios y de diversas especies. En la finca de Don Rafael Luna será cordialmente recibido por una imponente manada de perros que moviéndote la cola le darán la bienvenida. Pero entérese, ese
amor muere en el ocaso, porque después de las seis y media de la tarde puede buscarse un problema si entra sin avisar y sin que el señor Luna organice su jauría de perros de todas las razas. A Don Rafael Luna le gustan todos los animales: con pelos, plumas, pequeños, grandes y
pare usted de contar. En algún tiempo, él, se dedicó a la ganadería, a la cría de caballos estelares y cuando los fines de semana el compadrazgo llamaba, hasta los toros quedaron coleados por los bríos de Don Rafael Luna. Este hombre nacido y criado en las tierras que hacen límite en la ruta hacia el Polvorín de Turmero está hecho para renovar la vida rural.


Su fauna es variada. A veces hay ardillas que comen pan con leche y suben y bajan a través de los pantalones de los visitantes ofreciéndote alguna hojita y revisándoles los bolsillos a los compradores de su colorido y multioloroso vivero. Constituye el popurrí tornasolado de luces y plantas que conforman su gran escenario para recibir a los visitantes. Otras veces son los loros que cantan, bailan y hablan de política si usted introduce el tema cerca de los emplumados.. Por
cierto, algunos están a favor del gobierno cantando Chávez corazón del pueblo… y otros de la oposición diciendo Hay una camino… Luna ha cuidado el equilibrio político entre sus loros. También supe de un zamuro que fue, durante algún tiempo, su mascota y cuando vio su adultez lo visitaba permanentemente aunque él decretó su libertad total, pues ningún animal está preso en los límites de la tierra del señor Luna. Igualmente se cuentan cochinos rescatados de los ríos que terminan comportándose como perros y hay que mencionar al
inconmensurable Neptuno, un rottweiler negro, con ojos y dentadura de infierno, mansito como un bebé, que saludaba mientras todo el mundo se petrificaba de espanto, con los ojos cerrados por varios instantes. Neptuno era un monumento canino. Un perro de raza perfecto. Un ejemplar de concurso tan hermoso como las perfectas rosas rojas del señor Luna.


Pero las virtudes de este hombre de campo no se agotan en las fronteras de la veterinaria, la cría, la pesca y el manejo de todo tipo de animales, grandes y pequeños. Su fama le trascendió y lo
sobrepasó desde hace varios años atrás, cuando la Universidad Central de Venezuela y otras Academias científicas lo catalogaron como el “ingeniero de la naturaleza” y más aún. Se ha hecho acreedor de metáforas como “artista de la naturaleza”. Imagino que en este punto el querido lector se preguntará si
estas denominaciones responden a una verdad fáctica o son puras imaginerías o charlatanerías de pueblo. Sepa mi alucinado lector que la prueba empírica, cierta, real y viviente de tales denominaciones comparecieron ante mí en el momento que fui llevada frente a un árbol raro. El señor Luna sacó su afilada navaja del pantalón y me dio a probar mandarina, pero
del mismo árbol desprendió una naranja resplandecientemente amarilla como el sol denominada California, grande y jugosa. Luego, tomó del mismo árbol una naranja más modesta poseedora de un sabrosito jugo dulce y para cerrar con broche de oro la polifonía cítrica del heterogéneo árbol, me invitó a que abriera mi mochila y vació un centenar de limones, unos criollos y otros más grandes, de fuerte olor para que la prueba de mis investigaciones fuese
patentada con agua y azúcar. Don Luna es un verdadero doctor de la sabia y del injerto en plantas y sus cítricos le han conferido premios municipales el día del árbol y en varias oportunidades patrias. El dedo verde lo llamé yo, el hombre sabia lo denominó el otro ingeniero que me acompañó y quedó extasiado ante la perfección natural de sus árboles, flores y demás plantaciones.


Finalmente, es un deleite sus explicaciones sobre las plantas ornamentales, particularmente, los rosales. Hay una intensa variedad de rosas que me hacen enajenarme ante la fuerte belleza de la naturaleza florida, cuando Rafael Luna nos invita a contemplar su plantación de rosales y arbustos
exóticos. Es como contemplar un cuadro de Claude Monet, un estallido de colores, un deleite y un relax vislumbrar su campo de rosales. Es una obra de arte. Me suenan acordes internos de los antepasados que aún reclaman notas desde el siglo XX español. Suenan en mi cabeza acordes del pasodoble “Luna de España” interpretado, primeramente, en la comedia musical “Hoy como Ayer” en 1945. Aún
Marujita Diaz Y "Luna de España"
recuerdo a la Diva de postguerra Española Marujita Díaz en el film “La Corista” de 1.960. Entonces me inspiro y como soy coplera Aragueña me pongo cantarina y canto:


La Luna es un varón
Y por eso el sol de Aragua
Anda que bebe los vientos
Por si el hombre se emborracha.

Como la Luna sale tanto de noche
Una amante le aguarda en cada esquina
Luna, Luna de Aragua, cascabelero,

Luna de ojos de río cara morena…Y Olé


Luna de Aragua

Rafael Luna y su perro Picaso
La coplera de Aragua