domingo, 1 de mayo de 2016

CHISMES Y MENTIRAS EN EL día de la madre, casorios e infidelidades: ¡mi madre es una Santa! #MicroRelato


CHISMES Y MENTIRAS EN EL día de la madre, casorios e infidelidades:

¡mi madre es una Santa!  

#MicroRelato          

Mi madre está enamorada. Bueno, siempre sufrió de este mal. ¿Será por ello que pario doce vástagos, uno de cada color? Ella alega que son los genes del trópico y la mezcla étnica que nos antecede en fenotipo. ¡Nunca le he creído! Ramón es igual al zapatero y Ronalda al jardinero, igualmente floja, horrible y lasciva como el corta monte. Eternamente me he sentido extraño en medio de todos éstos. Ruego por ser expósito y que algún día aparezca mi verdadera estirpe.

Hoy se casa mi madre con…, no sé con quién. Nunca me detengo en el salón a dar la bienvenida a nadie, lugar donde ella apresa a los hombres. Mamá dice que en Turmero los chismosos sobran y los vecinos del frente, sin vida propia, dinero, ni oficio sólo miran por la rendija de la ventana roñosa a ver que sacan, mover la sin hueso y tener ideas para inventar falsedades. Chismes y mentiras van de la mano ya que, los verdaderos creativos no contamos con tiempo para comadrear y meter nuestros vellos olfativos en la vida ajena. Mi familia se muestra como un cine gratis, con el palco abierto las veinticuatro horas. Por eso la puerta de casa siempre está de par en par;
insistimos en darle sentido a la vida vacua de los vecinos charlatanes. Somos como una ONG benéfica, con gran altruismo con los pobres, infelices y desarraigados.

Sin dinero que sobre, novio pobretón y descastado, mamá camina hacia el altar improvisado de la sala, en traje de luto con el que enterró a papá, escoltada por la tía Olegaria apodada la beata gozona. ¡Otro vituperio pueblerino! Me siento mal, porque imagino más cuernos y traiciones al lado mío. El cura remata el rezo con el “pueden ir en paz” y suelta la guarapita en los vasitos de plástico de las mesas y troncos del solar, arranca el bailoteo. Muchos invitados con borrachera prematura. Fue que yo, a falta de aguardiente, usé el alcohol isopropilico de la botica para la pócima espirituosa y el descoque es inmediato. No hay reales para fiestas con guerra económica y revocatorio en puerta, menos para los pobres. ¡Hay que esperar la salida…!

¡Como espanto!, la tía Olegaria coge monte hasta el final del conuco, luego el novio, que ya es esposo, la sigue invisiblemente y más atrás va mamá, con cuchillo de parrilla dentro del cinto… ¿Será que cazan iguanas para servirlas como pasapalos? ¡No hay carne para los bollitos! Llego y miro… ¡Dios! La tía patas pa arriba sin calzones, el novio patas pa abajo, otro tanto. Mi madre con mirada de asesina y el cuchillo en el cogote del hombre y con la otra mano tapiando la boca de la tía… ¡¿Qué es esto?! Pero si parece una foto de la Crónica Policial. Grito y pongo orden. Tomo la navaja y salvo el pescuezo del esposo traidor. Insisto que sin gritos, ni pujos. ¡¿Cual traición si no hubo meneo profundo, ni fluidos liberadores?!... Convenzo a mamá.

Luego, solito con ella, confiesa toda la verdad de nuestras vidas. Soy hijo único, fruto del muerto y mamá… Finalmente, soltó el brollo. El resto de los hermanos, son mis primos. La tía Olegaria es ninfómana y no sabe de tranquilidades de la cintura para abajo, únicamente de parir y entregar críos. Mi madre, que es una santa mujer, para mantener la familia unida se ha sacrificado asumiendo una maternidad falsa, porque de lo contrario, todos los primos ya estarían de reformatorio. Nos abrazamos y yo juro silencio… ¡soy hijo único…, que alegría…, no pertenezco a la canasta de locos!.

¡Felicidades a las madres en su día…, a las que paren, pero más a las que crían con amor y sacrificio!