viernes, 16 de septiembre de 2016

Letrada Dominación



Letrada Dominación



El sostenimiento de la revolución lo justifica todo, de acuerdo a la antigua máxima de Maquiavelo: “El fin justifica los medios”, es decir, se vale cualquier comportamiento para lograr los objetivos políticos. No importa los sacrificados, ni siquiera el manejo de un ápice de la racionalidad económica medieval de Adams Smith,
padre de la economía moderna y autor de La riqueza de las naciones. Importa el fin…, mantenerse en la silla de Miraflores y con la pezuña enterrada en el botín de la riqueza petrolera, mineral…, el control de todo en Venezuela. He aquí el inicio del mega plan estratégico oriundo del Samán aragüeño. ¡Hay que tomar el poder a costa de lo que sea!. Todo voló sobre las ideas de El Príncipe, que al final de la lectura resulta una inmortal solicitud de trabajo que vasallo alguno le hiciere a la monarquía medieval.


Luego, se escogió la vía para la consecución de tan altas finalidades políticas. Así, con el ego a cuestas, se recitaron máximas del libro: El arte de la guerra, del Chino SunTzu, concluyendo que la mentira y el engaño eran la gran estrategia del poder. Esa clase de estratagemas y artilugios fueron aprendidos con honores… ¡Mira que confundir política y diplomacia, con mentiras y traiciones!. Pero los artistas hacen parecer a cualquier panfletario guión una obra de arte. ¡Imagínate! Socialismo del XXI, salpimentado con desarrollo endógeno y la copiada importación
bananera: Patria, Socialismo y Muerte... Ahora hasta miedo le tienen…, a la muerte. Digo… Ella es socialista… Todos por igual ¡Ja, ja ja!. Hoy está en desuso por los bufones de reyezuelos advenedizos, ni los acurrucados detrás de las tramoyas. 



Se remata la clase literaria con una inyección ideológica en mentes subdesarrolladas y enfermas, oriundas de la pobreza y con grandes necesidades afectivas. Como a meretrices de baja ralea se les regalan dadivas, oropeles y bagatelas, salpimentadas con ideologización del amor por siempre…, al estilo de La dama de las camelias, de Alejandro Dumas o Romeo y Julieta, de William Shakespeare. Mueran por mí y por la revolución. Así lo están haciendo. También se usó una obra de arte literaria: Los Miserables, de Victor Hugo…; y como ser pobre y miserable era la moda, la gente se conformó con la comidita y el susurro amoroso tras la pata de la
oreja pública..., objetivo clave de los ¡Aló papaíto…, dame un besito y nómbrame en cadena para sentirme importante y acariciado por tu voz!..., puro amor, amor… amor y guerra con el enemigo…, palante con la épica. ¡Que culto, cultísimo, inteligentísimo el tipejo!


Paralelamente, la oposición inició su largo camino hacia el aprendizaje con viejos maestros extranjeros que buscaban liquidarlos lentamente. Los cocinaron a fuego lento, en la palangana de los intereses individuales. Su táctica: el camuflaje. El círculo del vacío de El Libro de los Cinco Anillos, del japonés Miyamoto Musashi, fue usado con magistralidad para la intervención foránea. Y bajo la piel de oveja del líder inexperto, salido de montoneras y rancherías de pueblo, se logra el amor de los C,D,E… hasta los Z de las cárceles… Hoy, aliados de primer orden. 

La oposición no remató la DOFA de Michael E. Porter, en la obra La dirección estratégica de la empresa y se remitió, por mucho tiempo, al performance del cubano Italo Calvino en El barón rampante, asidos en el árbol de los engreídos; separados entre sí como El Vizconde demediado, llegando a la una lasitud perversa y sin participación en la Asamblea igual a El Caballero Inexistente. Así, sobre el eufemismo de una democracia mental, sin fundamento en una real institucionalidad nacional, sin separación de poderes, sin cumplimiento de la ley pasaron muchos años de corrupción, saqueo y compra de aliados internacionales. 



Hoy, con el hambre arañando las arcadas estomacales de los crédulos, las cosas son distintas debido a que el pueblo aprendió algo, además de pasar hambre y miseria. No tengo permiso de extender mi escrito, pero quizás, sin tanta literatura en la mente, el viejo catecismo católico, con sus diez mandamientos, incursos en nuestra Constitución, que hoy sólo sirven como arma contra los que alcen voces disidentes, puedan iluminar las mentes de la mayoría y dejar la estúpida pretensión de asomarse a un Hegel enterrado en el titánico libro de El capital, critica al sistema capitalista, de Karl Marx…, tan retrogrado en materia económica y tan cargado de ética laica. 



¡Llévatelo! y los invito a dar un paseíto por la maravillosa biblioteca Ernesto Peltzer del BCV, acurrucada en el centro de Caracas…, un lugar del primer mundo cerca del infiernito del poder nacional donde algo nuevo tendremos que aprender para la pronta reconstrucción nacional…

¡Dale, dale palante que se te colean los bachaqueros, pana mío!