viernes, 1 de agosto de 2014

Mi padre PC o Erasmo Rotterman

Mi padre PC o 
Erasmo R. 


No es juego, sino una terrible verdad que paraliza de estupor si pensamos en el futuro de la sociedad del rectángulo. Es un problema global la cantidad de personas, particularmente adolescentes, que sólo saben hacer nada más que Internet, viajar a través de las redes, jugar, elucidar con pornografía, comunicación, algo de “aprendizaje” en idiomas sobre todo algunos, los que aún no están completamente locos y mantienen un cable conectado con la familia y la vida. 

Es la pobreza del desarrollo lo que se muestra en la alienación de las nuevas generaciones al Internet, redes sociales y demás espacios tecnológicos gratuitos que permiten esa apetecible alucinación de escape del ser humano. Se trata de la sensación de libertad, poder viajar sin gastar un dólar, encontrar nuevas relaciones con personas de diversas latitudes; en otras palabras, el mundo entero al alcance de un botón de encendido. La ilusión de libertad, seguridad, igualdad y finalmente felicidad, valores éstos que guían a la sociedad mundial actual pero que siempre estarán en el plano de lo onírico para los pobres y los realistas. 

Los ricos y los locos se la pasan de lo lindo pues
logran vivir en ese mundo deseado por ellos y por la mayoría de la humanidad planetaria ya que la vida les ha dado ese poder. Los primeros, por sus dólares; los segundos, por el escape de su mente. Erasmo de Rotterman o Desiderio Erasmo lo patentó perfectamente en su apologético texto Elogio de la locura el cual, parece haber sido escrito en la Venezuela de hoy, por algunos recién idos y aún ni tan idos; y si lo pensamos bien, este texto tiene más vigencia en la sociedad actual que en el Renacimiento. 

Pero no crean mis lectores que se trata sólo de los adolescentes de las mega, hiper ciudades superpobladas donde los jóvenes encuentran familia en los chips y en las redes de la tecnología del XXI. El caso se da en pequeñas poblaciones de Venezuela, lejos, por allá, en perdidos y olvidados municipios, donde el diablo perdió los zapatos y por ello cada vez que se va más la luz, con alta frecuencia de reloj inglés, los jóvenes, adictos tecnológicos, protestan ante lo humano que tienen alrededor para comprar una planta de electricidad pues, el oxígeno de su vida depende de su conexión tecnológica. 

Estos chiquillos sufren en la Venezuela desenergizada de hoy día. Nuestros jóvenes…, unos atrapados entre el mal de la pobreza, con su secuela de droga, hambre y muerte; los de la enclenque clase media, todo el día solos, sin tener con quien hablar más que con una sirvienta de dos días, la gente de la escuela (vaya usted a saber quiénes son, dónde están, cuál es el target y que hacen???) y con padres que asemejan carritos nuevos, que no forman, ni educan para no chocar con los hijos,
pues los ven tan poco, a ratos, que no quieren desgastar sus insipientes minutos en peleas y reflexiones profundas que generen distancias entre ellos. La nueva familia trabajadora profesional perfecta. Traen hijos para entregarlos a las computadoras y a las sirvientas? 

Así, se forma un esclavo, psicópata, perdedor, dejándolo hacer cualquier cosa para quedar bien con su propia conciencia familiar de trabajador pobre clase emparedado. ¡Ay¡, los trabajadores emergentes, son una casta. Esto me lo contaron los jóvenes, lo escuché de labios pueriles narrando entre risitas, como una gracia. 

- Considero a la computadora mi familia. A veces la llamo de varón cuando me refiero a mi padre, a veces de hembra, cuando me refiero a mi madre, siempre tienen nombre. Con ella paso casi todo mi tiempo, incluso en año nuevo, cuando se van a dormir temprano parto el año nuevo con ella. Es mi familia más importante. No sé qué haría si ella no existiera, creo que sería capaz de suicidarme. No entiendo mi vida lejos de la computadora, pues en ella y con ella hago y tengo todo lo que necesito y deseo. Es mi amiga y familia inseparable -. 

Entenderán mis queridos lectores que en este punto del dialogo, mientras los jóvenes mostraban su condición alienada, perdidos entre los virus y
pranes computacionales, yo me imaginaba la Venezuela del futuro llena de personas indiferentes a los verdaderos problemas de su entorno, sin capacidades para enfrentar la vida más allá que las pantallas que los rodean: PC, TV, cine, aipot, teléfonos y demás cajones cuadrados. 

Erasmo de Rotterdam, cuanta falta nos haces en esta loca Venezuela de hoy y la que les espera mañana a los cuatro locos que aguanten vivos. Pero tengamos fé que la tecnología salva. La locura se pega como virus, mira pa eso lo que estoy escribiendo…si no crees pregunta a los que pasan horas en la cola de las compras. Ya se acostumbraron a la locura.





















No hay comentarios:

Publicar un comentario