EL BOTICARIO DE SANTA CRUZ DE ARAGUA
UN AMOR EN CARNAVAL
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Don José Manuel Romero El Boticario de Santa Cruz de Aragua |
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Helechos de la Casona de Turnero |
La llegada del carnaval siempre
acarrea jolgorio en la casona de Turmero pues los disfraces de la muchachada se
confeccionan después que la Virgen de la Candelaria es elevada a su
acostumbrado pedestal, en la capillita chica que se acurruca entre los
naranjales del patio trasero.
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La abuela lo quiere como si fuese un hijo a pesar de su ausencia (ella
alega que él tiene mucho trabajo con eso de dar golpes al acaparamiento y a la
especulación y no puede desatender sus grandes obligaciones cívico-militares).
Además, la doña es usuaria de Instagram y tiene una colección variada de
álbumes por esta vía ya que el teléfono de última generación es otro de
sus hobbies preferidos. En verdad la
abuela es una personalidad dominante por las redes sociales.
A las 6 de la tarde arribó la Doctora
Mariana Guasare Herrera, con
su amiga de infancia la doctora Claudia de las
Nievas Romero Aristigueta, la menor del quinteto del boticario, oriunda del
glorioso pueblo de Santa Cruz de Aragua. Al verlas juntas, la anciana cambió la
faz y una dulzura constreñida le bañó las mejillas.
- Los
mismos ojos cálidos de tu padre-, le
dijo a Claudia con sollozo en el alma.
De la nada, como sombra asfáltica y
sintiendo la pena honda de su niña Catalina, saltó la Nana Kymbisa, con su
mirada de águila en cacería, su característico olor a tabaco, perfume y miel. Le
hizo muchas preguntas a la abuela como buscando sacudirla de algún mal:
- ¿Doña
Catalina habló con el presidente Obama? (La nana lo amaba por su origen
africano como el de ella) ¿La llamó el alcalde y el gobernador? Don Evaristo (el
cura de la diócesis de Maracay) la espera en la sala; -
Luego que
la Nana recordara sus responsabilidades a Doña Catalina, ésta asumió su normal
porte de matrona y de jefa plenipotenciario y sempiterna de todos los días,
cambiando el tono de la melancolía.
La Nana se marchó y la abuela comenzó
a recordar, sentada en su poltrona de mimbre coloreado, cobijada por la inmensa
trinitaria floreada del fondo del solar. Don José
Manuel Romero, el boticario
de Santa Cruz de Aragua era un hombre estudioso, altruista y profundamente
católico. La misa del domingo era su preferida y llegaba a la iglesia, todas
las mañanas domingueras, ataviado con su sombrero de cinta de seda, mostrando
su impecable presencia. El boticario era un hombre serio y de su casa. Joven
aún, contrajo nupcias con Doña Alejandrina Aristigueta y de esta unión,
afloraron cinco hijos.
Amante de la sociedad sana y
corresponsable con los pobres y los menesterosos todos los Diciembres, desde su
farmacia, la primera en nacer en el pueblo de Santa Cruz de Aragua, ahorraba
una gran cantidad de juguetes que eran repartidos, en nombre del niño Jesús,
a los infantes más pobres del pueblo. Este
hombre curioso y amante de la salud adoraba la ciencia, tanto como su
catolicismo, y por ello se le veía en todas las procesiones del Nazareno. En
Semana Santa visitaba, puntualmente, al Nazareno de San Pablo que en procesión
paseaba la esquina de San Francisco, en el centro de Caracas. Paralelamente sus
investigaciones científicas lo mantenían ocupado en su propio laboratorio fabricando
las mezclas y remedios con los que curaba a la gente.
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La Botica De Santa Cruz de Aragua |
Don Manuel Romero era un
curandero, que con su ciencia y su fe brindó salud al pueblo de Santa Cruz por
más de cincuenta años. En las tardes, al dar su paseo vespertino, conversaba de
los temas del día con la inteligencia de la zona: el cura, el maestro, el
médico, al artista y el político…todos sin excepción, se reunían al calor de la
disertación inteligente. ¡Claro está! Siempre que la farmacia no estuviese de
turno.
Cuando visitaba Turmero, el boticario
eternamente le dispensó una visita a la abuela Catalina. Ella fue viuda desde
muy joven y jamás permitió que nadie la cortejara, a pesar de haber sido
fuertemente asediada por varios mozos ricos y de buena posición. Todos fueron
a
dar al traste ante la indiferente y frígida mirada de la abuela Catalina de los
Ángeles Isabel Guasare viuda de Herrera Palacios. Con Don Manuel Romero era
otra cosa, pues conversaban en el zaguán, sobre la familia, la dictadura pasada
y la que vendría si los políticos no asumían el reto de la modernidad.
Kymbisa sirvió café con leche y
repartió polvorosas empujando a la abuela fuera de su crónica. Mariana
irrespetuosa le preguntó si estaba enamorada del boticario…Claudia se carcajeo
y la anciana
replicó que ella jamás se había fijado en un hombre casado, que era sólo un amigo que la curaba con unos remedios especiales hechos por él y que además, no le cobraba la consulta sino los químicos, exclusivamente.
Mariana y Claudia Romero se despidieron de la octogenaria pues visitarían Catica en carnavales y se alojarían en el ranchón familiar. La abuela se las quedó mirando mientras las mujeres se perdían por entre el verdor de las matas del patio.
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La Abuela disfrazada de negrita en los Carnavales de Maracay Aragua 2015 |
Las recordaba niñas. Suspiró hondo por el boticario, era como si un gran amor reviviera en Carnaval. De pronto brincó, se atavió su disfraz de negrita y se fue a Maracay a pasear. Esoooooo!
Le gritó Kymbisa, quien salió corriendo a su lado rumbo a la fiesta de carnavales de Aragua.
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Dra. Claudia Romero Hija menor del boticario de Santa Cruz de Aragua |
Creo que esa abuela es muy farandulera. una historia de amor y creo que todavía funciona la farmacia de Santa Cruz
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