viernes, 15 de agosto de 2014

Cóctel Económico

Cóctel Económico

Para ir reflexionando sobre una 
nueva economía en Venezuela

La economía es una acción inherente a la vida humana y su ciencia apertura el nacimiento de la ciencia social desde los anales del siglo XVIII. Hoy, es tema cumbre en Venezuela pues el epicentro de la economía es la satisfacción de las necesidades humanas, con recursos escasos, y mientras más escasos, más caros son los bienes económicos.

La paradoja económica en Venezuela no ha cambiado desde hace más de cien años: país rico en recursos naturales, amplias potencialidades, múltiples recursos en los tres sectores económicos, población joven, abundante energía y, sin embargo, persiste una gran
pobreza multifactorial con una terrible dependencia tecnológica e industrial, lo cual, se ha traducido en el recurrente debilitamiento del aparato productivo, la desinversión y un desaceleramiento de la producción de riqueza.

La política económica desde hace más de cinco décadas intentó la sustitución de importaciones y el desarrollo hacia adentro, finalidades éstas que siguen vigentes en el repertorio de los últimos gobiernos, sin éxito consumado hasta el día de hoy. Pues, lo que ha mostrado la inmensa
bonanza en los últimos años en Venezuela ha sido que, tener abundantes recursos es una condición necesaria para el crecimiento económico, pero comprometerse con una excelente administración y gerencia de los recursos es la condición para incorporarse en la esfera de los desarrollados.

No basta tener mucho, es necesario administrar bien para que florezca la economía. Una política económica que garantice únicamente crecimiento no permite el desarrollo. Se requiere de una suerte de “coctel”
constituida por elementos “extra económicos” para que los bienes escasos puedan florecer y crear verdadera riqueza.

Las divisas que han ingresado a Venezuela por más de quince años no han aportado más que cinco grandes obras relevantes ejecutadas por compañías extranjeras, gasto público exorbitante y crecimiento de la deuda pública. Hemos sembrado en el aire y dilapidamos una inmensa fortuna. La peor administración es aquella que no hace nada con eficiencia, pero despilfarrar un patrimonio tan inmenso es inmoral.

El riesgo país aumentó en los últimos años, acompañado de una destrucción paulatina y sistémica del aparato productivo interno que genera escasez y
desabastecimiento crónico, falta de divisas y de reservas. La estrategia de desarrollo endógeno, tan hermosamente dibujada, quedó para el Garnica del futuro. Somos los más pobres de América con títulos de propiedad de un país rico con vastos recursos.



La falta de ética y capacidad gerencial han dado inicio al cóctel de la Venezuela pobre. Se requiere restituir la confianza del inversionista nativo y extranjero, racionalizar el gatos interno, administrar con visión sustentable, reorganizar PDVSA, eliminar las instituciones
gubernamentales del despilfarro, cortar los miles de convenios internacionales fraudulentos y dar estabilidad a la producción a través de leyes que apoyen el factor de mano de obra, tanto como el del capital. La economía es exacta, cualquier alteración en la receta hace que el coctel salga mal (un poco piche) y como esto último, se encuentra la economía nacional.





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