Cóctel Económico
Para ir reflexionando sobre una
nueva economía en Venezuela
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La paradoja económica en Venezuela no ha cambiado desde hace más
de cien años: país rico en recursos naturales, amplias potencialidades,
múltiples recursos en los tres sectores económicos, población joven, abundante
energía y, sin embargo, persiste una gran
pobreza multifactorial con una terrible
dependencia tecnológica e industrial, lo cual, se ha traducido en el recurrente
debilitamiento del aparato productivo, la desinversión y un desaceleramiento de
la producción de riqueza.
La política económica desde hace más de cinco décadas intentó
la sustitución de importaciones y el desarrollo hacia adentro, finalidades
éstas que siguen vigentes en el repertorio de los últimos gobiernos, sin éxito
consumado hasta el día de hoy. Pues, lo que ha mostrado la inmensa
bonanza en
los últimos años en Venezuela ha sido que, tener abundantes recursos es una
condición necesaria para el crecimiento económico, pero comprometerse con una
excelente administración y gerencia de los recursos es la condición para
incorporarse en la esfera de los desarrollados.
No basta tener mucho, es necesario administrar bien para que
florezca la economía. Una política económica que garantice únicamente
crecimiento no permite el desarrollo. Se requiere de una suerte de “coctel”
constituida por elementos “extra económicos” para que los bienes escasos puedan
florecer y crear verdadera riqueza.
Las divisas que han ingresado a Venezuela por más de quince
años no han aportado más que cinco grandes obras relevantes ejecutadas por
compañías extranjeras, gasto público exorbitante y crecimiento de la deuda
pública. Hemos sembrado en el aire y dilapidamos una inmensa fortuna. La peor administración
es aquella que no hace nada con eficiencia, pero despilfarrar un patrimonio tan
inmenso es inmoral.
El riesgo país aumentó en los últimos años, acompañado de una
destrucción paulatina y sistémica del aparato productivo interno que genera escasez
y
desabastecimiento crónico, falta de divisas y de reservas. La estrategia de desarrollo endógeno, tan hermosamente
dibujada, quedó para el Garnica del futuro. Somos los más pobres de América con
títulos de propiedad de un país rico con vastos recursos.
La falta de ética y capacidad gerencial han dado inicio al
cóctel de la Venezuela pobre. Se requiere restituir la confianza del
inversionista nativo y extranjero, racionalizar el gatos interno, administrar
con visión sustentable, reorganizar PDVSA, eliminar las instituciones
gubernamentales del despilfarro, cortar los miles de convenios internacionales
fraudulentos y dar estabilidad a la producción a través de leyes que apoyen el
factor de mano de obra, tanto como el del capital. La economía es exacta,
cualquier alteración en la receta hace que el coctel salga mal (un poco piche)
y como esto último, se encuentra la economía nacional.
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