Vudú, las ánimas y los Colectivos de Aragua
A las ánimas benditas del Purgatorio
Y a las ánimas benditas de Guasare
En la
familia Guasare Herrera se cumple la realidad étnica de Venezuela. Nuestra
familia es de raza puramente mestiza. Formamos parte del crisol étnico del
desarrollo. Mi madre alega con orgullo que estamos emparentados, a través del
gen, con el mundo entero y para muestra el primo Antonio Vudú Lautaro Herrera
Guasare. Sus inmensos ojos verdes contrastan en su cuerpo de pantera, grande y
fornido como un Samán. ¡En fin!, él, es el terror de
las amigas de sus primas,
las cuales, y para desgracia de ellas, han sucumbido plácidamente ante sus
amoríos y libertinajes adolecentes. El hombre estudió en Inglaterra,
presuntamente leyes y cuando arribó por Maiquetía mostró, únicamente, una
hojita enclenque que lo certificó como saxofonista profesional. Mi tía, la
doctora Mariana, mujer disciplinada y científica, copia fiel y exacta a su
madre, alegó sacarlo de la casona y expropiarle el apellido inmediatamente, por
falso y mentiroso; pero entre la abuela y mi madre, se las arreglaron para
buscarle trabajo en un conservatorio, aunque sólo sea los fines de semana.
Según la doctora, que ya lo mira con ojeriza y eso es malo, porque ella, no
sabe de puntos medios y es cazadora de humanos, Vudú Lautaro anda en malos
pasos, desde hace tiempo y lo sentenció a la calle, sin
fortuna, ni apellido,
el día que ella constató su falta de palabra con el cumplimiento de los
estudios. La doctora es un clon de la abuela Catalina, pero con mesura y harta
cultura.
La Nana
Kymbisa dice que Junior es la reencarnación del Bisabuelo Ramón y que por ello
es un brujo. A veces se piensa, nadie lo dice, que Junior es sangre de la Nana
por la forma como ella lo defiende de la tía Mariana quien no cree ni en
brujos, ni espantos y atribuye los poderes de la Nana a la farmacopea y a la
tradición Yoruba, de donde desciende nuestra niñera.
El día de los muertos,
mientras el Rosario no paró de sonar en la sala de la Casona, Mariana mostró
las pruebas. Desplegó una navaja, que según ella se alojaba bajo el colchón de
Junior, con unos guantes negros, cuerdas, alambres y balas de distinto calibre.
Alegó que el hombre era un delincuente y que andaba en malos pasos y se armó el
gran zafarrancho familiar. Además, recalcó, que el joven Vudú era mitómano y
terminó recordando que nuestra familia era matriarcal pues la historia había
demostrado,
contundentemente, la debilidad de los varones. Hubo tribunal
familiar para el caso.
Junior
explicó que formaba parte del colectivo Samán de Guere y que los aperos
encontrados eran por un curso de montañismo que estaba tomando. La doctora, con
su mirada eterna de desprecio ante la falsedad,
(ella es amante de la verdad y
el saber, por eso se hizo científica) le preguntó si las balas de alto calibre
eran para cazar pajaritos en las lomas de las “montañitas de Aragua” tierra,
por cierto, bastante plana, sino se cuenta el Castaño y los picos de Ocumare.
El mulato dijo que las balas no eran de él y ella respondió, sin mirarlo, que seguramente
eran de la abuela. Y en ese punto se armó el gran escándalo y la gritería
conjunta.
Mariana
alegó que los colectivos eran un grupo de delincuentes pagados por el gobierno,
falangesde asalariados que hoy, hasta se atrevían a retar a las altas
autoridades nacionales, si éstos no mejoraba
n sus condiciones económicas y que
representaban las bandas armadas para acciones de choque nacional y de control
cívico-militar. En este punto la abuela, mandó a callar a todo el mundo, tomó
la palabra diciendo que no permitiría descrédito a los colectivos de Aragua,
pues ella
estaba segura, que se trataba de organizaciones de base comunitaria,
con ideología socialista a favor del proceso revolucionario y que su único
pecado era el éxito obtenido por su magnífico trabajo social y comunitario en
pos de la mejoría de los pobres y los excluidos. Fue entonces cuando Mariana,
rezongó diciendo que lo único que le faltaba decir a la abuela era que los pranes
eran más buenos que el cura de la Candelaria de Turmero.
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La Bella Doctora Mariana Guasare Herrera |
La
abuela se levantó encolerizada y cuando estuvo a punto de soltarle la cachetada
a Mariana que se mantenía sentada, retando a la abuela con la mirada, Vudú
saltó diciendo que cantaría la verdad. La abuela con la mano levantada cerca
del rostro de Mariana declaraba la profunda división nacional. Guerra
manifiesta, contra guerra fría, todas formas de
comparecimiento de la guerra como atrocidad nacional. El joven
explicó que no pertenecía a ningún colectivo pero que si estaba en un curso de
montañismo. También dijo que las balas provenían de una cartuchera que había encontrado
por los montes que recorría semanalmente y que las llevó a la casa como prenda
de sus múltiples excursiones. Mientras todos se miraban con escepticismo algo
sucedió.
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La Abuela Catalina lista para Cachetear a la Dra Mariana |
De
pronto, un silencio profundo rodeó la casona de Turmero y luego un zumbido
ensordecedor inundó todos los rincones
de la blanquecida casa. Era el rugir de las Chicharras
liberadoras de San
Mateo, tantas veces recreadas por el mito de la Tátara Abuela Luna Libertad
Guasare Herrera, líder mantuana y guerrera ante el despotismo y la dictadura
del general Gómez. Todos nos asustamos al unísono y la Nana se arrodillo
diciendo que los muertos criticaban nuestra guerra familiar. La abuela tomo el
rosario y comenzó el rezo en la sala, escoltada por todos los jóvenes y
adolescentes, mientras el resto de la gente se desplegó a través de las habitaciones, prendiendo velas ante
las
fotos viejas de nuestros antepasados y comentando entre dientes lo sucedido, la
magia del momento y el frío inmenso que nos paralizó a todos por igual. El día
de todos los Santos y los muertos son sagrados para la familia y la guerra rompe
con la tradición y la vida.![]() |
Montañismo |
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La abuela Catalina si hablan mal de la Revolución |
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