viernes, 28 de noviembre de 2014

Vudú, las ánimas y los Colectivos de Aragua A las ánimas benditas del Purgatorio Y a las ánimas benditas de Guasare

Vudú, las ánimas y los Colectivos de Aragua

A las ánimas benditas del Purgatorio

Y a las ánimas benditas de Guasare



En la familia Guasare Herrera se cumple la realidad étnica de Venezuela. Nuestra familia es de raza puramente mestiza. Formamos parte del crisol étnico del desarrollo. Mi madre alega con orgullo que estamos emparentados, a través del gen, con el mundo entero y para muestra el primo Antonio Vudú Lautaro Herrera Guasare. Sus inmensos ojos verdes contrastan en su cuerpo de pantera, grande y fornido como un Samán. ¡En fin!, él, es el terror de
las amigas de sus primas, las cuales, y para desgracia de ellas, han sucumbido plácidamente ante sus amoríos y libertinajes adolecentes. El hombre estudió en Inglaterra, presuntamente leyes y cuando arribó por Maiquetía mostró, únicamente, una hojita enclenque que lo certificó como saxofonista profesional. Mi tía, la doctora Mariana, mujer disciplinada y científica, copia fiel y exacta a su madre, alegó sacarlo de la casona y expropiarle el apellido inmediatamente, por falso y mentiroso; pero entre la abuela y mi madre, se las arreglaron para buscarle trabajo en un conservatorio, aunque sólo sea los fines de semana. Según la doctora, que ya lo mira con ojeriza y eso es malo, porque ella, no sabe de puntos medios y es cazadora de humanos, Vudú Lautaro anda en malos pasos, desde hace tiempo y lo sentenció a la calle, sin
fortuna, ni apellido, el día que ella constató su falta de palabra con el cumplimiento de los estudios. La doctora es un clon de la abuela Catalina, pero con mesura y harta cultura.


La Nana Kymbisa dice que Junior es la reencarnación del Bisabuelo Ramón y que por ello es un brujo. A veces se piensa, nadie lo dice, que Junior es sangre de la Nana por la forma como ella lo defiende de la tía Mariana quien no cree ni en brujos, ni espantos y atribuye los poderes de la Nana a la farmacopea y a la tradición Yoruba, de donde desciende nuestra niñera. 




El día de los muertos, mientras el Rosario no paró de sonar en la sala de la Casona, Mariana mostró las pruebas. Desplegó una navaja, que según ella se alojaba bajo el colchón de Junior, con unos guantes negros, cuerdas, alambres y balas de distinto calibre. Alegó que el hombre era un delincuente y que andaba en malos pasos y se armó el gran zafarrancho familiar. Además, recalcó, que el joven Vudú era mitómano y terminó recordando que nuestra familia era matriarcal pues la historia había demostrado,
contundentemente, la debilidad de los varones. Hubo tribunal familiar para el caso.



Junior explicó que formaba parte del colectivo Samán de Guere y que los aperos encontrados eran por un curso de montañismo que estaba tomando. La doctora, con su mirada eterna de desprecio ante la falsedad,
(ella es amante de la verdad y el saber, por eso se hizo científica) le preguntó si las balas de alto calibre eran para cazar pajaritos en las lomas de las “montañitas de Aragua” tierra, por cierto, bastante plana, sino se cuenta el Castaño y los picos de Ocumare. El mulato dijo que las balas no eran de él y ella respondió, sin mirarlo, que seguramente eran de la abuela. Y en ese punto se armó el gran escándalo y la gritería conjunta.



Mariana alegó que los colectivos eran un grupo de delincuentes pagados por el gobierno, falangesde asalariados que hoy, hasta se atrevían a retar a las altas autoridades nacionales, si éstos no mejoraba
n sus condiciones económicas y que representaban las bandas armadas para acciones de choque nacional y de control cívico-militar. En este punto la abuela, mandó a callar a todo el mundo, tomó la palabra diciendo que no permitiría descrédito a los colectivos de Aragua, pues ella
La Bella Doctora Mariana Guasare Herrera
estaba segura, que se trataba de organizaciones de base comunitaria, con ideología socialista a favor del proceso revolucionario y que su único pecado era el éxito obtenido por su magnífico trabajo social y comunitario en pos de la mejoría de los pobres y los excluidos. Fue entonces cuando Mariana, rezongó diciendo que lo único que le faltaba decir a la abuela era que los pranes eran más buenos que el cura de la Candelaria de Turmero.



La abuela se levantó encolerizada y cuando estuvo a punto de soltarle la cachetada a Mariana que se mantenía sentada, retando a la abuela con la mirada, Vudú saltó diciendo que cantaría la verdad. La abuela con la mano levantada cerca del rostro de Mariana declaraba la profunda división nacional. Guerra manifiesta, contra guerra fría, todas formas de
La Abuela Catalina lista para Cachetear
a la Dra Mariana
comparecimiento de la  guerra como atrocidad nacional. El joven explicó que no pertenecía a ningún colectivo pero que si estaba en un curso de montañismo. También dijo que las balas provenían de una cartuchera que había encontrado por los montes que recorría semanalmente y que las llevó a la casa como prenda de sus múltiples excursiones. Mientras todos se miraban con escepticismo algo sucedió.

De pronto, un silencio profundo rodeó la casona de Turmero y luego un zumbido ensordecedor  inundó todos los rincones de la blanquecida casa. Era el rugir de las Chicharras
Montañismo
liberadoras de San Mateo, tantas veces recreadas por el mito de la Tátara Abuela Luna Libertad Guasare Herrera, líder mantuana y guerrera ante el despotismo y la dictadura del general Gómez. Todos nos asustamos al unísono y la Nana se arrodillo diciendo que los muertos criticaban nuestra guerra familiar. La abuela tomo el rosario y comenzó el rezo en la sala, escoltada por todos los jóvenes y adolescentes, mientras el resto de la gente se desplegó a través de  las habitaciones, prendiendo velas ante
las fotos viejas de nuestros antepasados y comentando entre dientes lo sucedido, la magia del momento y el frío inmenso que nos paralizó a todos por igual. El día de todos los Santos y los muertos son sagrados para la familia y la guerra rompe con la tradición y la vida.


Mariana pasó a mi lado y sin mirarme me alegó que era difícil vivir al lado de tanta superchería religiosa, barata y de tanto fanatismo político, sin contar con los flojos y mentirosos que sólo viven de la herencia familiar. Me quedé mirando su espalda y su paso militar, percatándome que tenía varias chicharras alojadas en su alto moño. La casa olía a incienso y
rezo. Luego no logré esclarecer si los colectivos de Aragua realmente apoyan al desarrollo o sólo son nidos de delincuentes comunes. Serán las ánimas Benditas en su día que me aclaren el enigma…


La abuela Catalina si hablan mal de la Revolución






No hay comentarios:

Publicar un comentario