domingo, 5 de abril de 2015

Froilán y al ánima del Burdel de Maturín Para Mi Linda tan pobre como todos los días, Con el afecto de siempre..Mi Linda, Mi Linda y más Mi Linda


Froilán y al ánima del Burdel de Maturín 



Para Mi Linda
Tan pobre  como todos los días,
Con el afecto de siempre...



El campo petrolero de Maturín, en Venezuela, apenas si daba sus primeros pasos. Muchos forasteros llegaron persiguiendo el oro negro, la piel mulata y las costas azules. Entre ellos arribó la familia Paulsen. Llegaron sobre un camión 350, con una maleta pequeña, casi vacía. Estos alemanes eran tan blancos y rubios como un araguaney florido. A los dos años Mister Paulsen no sólo era el jefe del campamento, sino también de los tres tarantines más importantes del pueblo: el abasto, una pequeña botica y un tabloide manual que Don Paulsen hacia repartir todas las tardes dentro del campamento, totalmente gratis. Siempre a los 2 PM, hora del candelazo solar. Allí se sabía, lo que el “jefe Paulsen”, como lo terminaron apodando los nativos, quería que se supiera. 


Froilita Bebé
De pronto! Felicidad familiar nacía la primera hija y con ella se renovaba la familia. Don Paulsen encontró un nuevo sentido a su vida. La llamaron Susana como la comadrona que la atendió, pues el parto fue difícil y se consideró un milagro que la niña pudiera salvarse. En gratitud a la hazaña de la partera a la niña también la bautizaron Susana, Susana Paulsen Bavihera. 

− Con un solo nombre y dos apellidos alemanes ira bien en Venezuela−, replicó la madre.

La vida era buena en Maturín, con progreso, crecimiento y libertades para la brega diaria. El campamento florecía cada día más, llegando gente de todas partes del mundo. Como en toda inmigración llegó al pueblo gente buena y mala. Las colombianas
Maturín, Venezuela
arribaron como aves en bandadas, huyendo de la guerra y el hambre, dedicándose al negocio de la limpieza y la prostitución. En la mayoría de los casos terminaban robando a sus clientes. Los Paulsen contrataron a una mujer enjuta, fea y morena para la limpieza. Un día quedó preñada y otro parió. Doña Paulsen al asomarse a la cuna le comentó a su marido en alemán:

− Dieses Mädchen sieht aus wie ein Geier-Feld (Esta niña parece un zamuro de monte)−.

Al tiempo, la sirvienta se juntó con un mecánico y se mudó. Susana crecía fuerte, bella y hechicera como resultado de su nana española, quien le enseñó las artes de los maleficios medievales. En el colegio se convirtió en la mejor de su clase. Era destacada atleta y en la medida que creció, su belleza hacia claudicar a los varones. En su popularidad la apodaron la Froilán por su origen alemán. Este nombre fortaleció su carácter y personalidad. Pero una suerte de sombra la perseguía a todas partes. Una niña fea, jipata, contrahecha. Era Jolgoria Candado, la hija de la sirvienta colombiana que estudiaba en el único colegio del campamento petrolero de Maturín. Se trataba de una niña promedio, rechazada por su débil estampa, que siempre se mantenía tras la sombra de
Susana para recoger las mieles ajenas. La catira era una líder bella y rica, ¡además!.

Así creció Jolgoria, a la sombra del fantasma del éxito ajeno, con el complejo de pobre, diciéndoles “mi linda” a todas las niñas. A ella nadie la miraba, ni la saludaban si llegaba la espigada Susana, que siempre desplegó su gran sonrisa bajo sus inmensos ojos placidos de aguamarina como las playas de Mochima. Jolgoria prefirió que la apodaran “mi linda” a que se burlaran de ella por fea. Hasta su nombre era objeto de guasa.

Todos los niños crecieron y con ellos la fortuna de los Pulsen. Mi linda se graduó de maestra, se casó con un expósito y tuvo una hija, tan fea como ella. La pobreza era su manto. Por otra parte Susana, se convirtió en una acaudalada empresaria que habiendo estudiado en extranjero regresó y tomó posesión de su fortuna. Medio Maturín le pertenecía. Pero el cáncer estaba adentro. Mi linda era la administradora de la radio de la familia Paulsen. Susana llegó casada con un judío alemán y con dos muchachos en el cesto. 

Pero con el tiempo Susana notó una merma en los negocios de la radio y como buena cazadora se puso alerta para conocer el motivo. En las noches revisaba libros, facturas y demás papales de la contabilidad. Entre ellos encontró el diario de “mi linda”. Era un libro grande y voluminoso, que le llevó muchas horas de trabajo estudiarlo. Al terminar la lectura Susana estaba segura de lo que pasaría con su familia y sus negocios si no actuaba, como también encontraron el origen de muchos males y tragedias sucedidas en su familia durante largos años. Mi linda la odiaba profundamente y codiciaba más que su fortuna, su vida, su ser. Mi linda era una loca enferma de codicia.

Una noche Froilán llegó de sorpresa a la radio. Golgoria estaba allí.
Susana saludó dulcemente a la mulata y se le colocó por la espalda como paseando en la oficina. Allí la atrapo, esposó y amordazó sin contemplaciones, apagó las luces y clausuró el lugar alegando que una peste brava había tomado la radio. Durante muchos meses Susana llegaba con exquisitos platos de comida, los colocaba delante a “mi Linda” que se contorneaba como una culebra herida hasta el cansancio. Froilán se burlaba de ella diciéndole miles de cosas y preguntándole: 
− ¿quién es la fuerte ahora?; codiciosa, hipócrita−. 

Tres veces al día se estructuró la venganza de Susana dejando que Jolgoria murieran de hambre frente a estupendos manjares. Hasta que un día la rubia se cansó y dijo que olvidaran esa radio, que allí sólo quedaban fantasmas y se clausuró el local.



Años después Susana permitió que entraran en su propiedad. Rentó el espacio para que un portugués solitario montara “el Burdel de Maturín”. Dicen que es un éxito y que no hay nada mejor por la zona. Sin embargo, algunas trabajadoras exponen que cuando sirven comidas oyen gritos y lamentaciones, suenan cadenas y se golpean las puertas, tanto como sonido de
monedas que caen y susurros extraños. Susana dice que están borrachos pero en el fondo sabe que su querida amiguita de siempre “Mi Linda”, desde el más allá, la está saludando. 

Adioooooooos mi lindaaaaaaa, feaaaaaaaa



La Editora con la Froilan de Maturín

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