viernes, 30 de enero de 2015

EGOS COMELONES

EGOS COMELONES




El ego humano es connatural con la existencia y abre el paso a grandes creaciones o catástrofes. Todo depende. En la teoría del psicoanálisis de Freud, el ego es, parcialmente, el lado consciente de la personalidad que controla la motilidad y media entre los instintos del ello, los ideales del superego y la realidad del mundo exterior. Comienzan las complicaciones teóricas al intentar sumergirnos en las interioridades humanas donde nadan o, más bien, incontables veces naufragan los egos. La partida de nacimiento del ego, tanto como sus múltiples significados, son variados. Ego asemejase a psique, alma, conciencia, ser y muchas acepciones más.

Por ser el ego una parte humana tan difusamente encriptado en las entrañas no se
ve, toca o palpa con facilidad, pero su existencia tiene una valencia tal que si se enferma te mata. Por lo menos ya sabemos dónde se ubica el ego pero, a ciencia cierta, desconocemos cómo es, sus cambios y conexiones con el resto del cuerpo y de la vida. Él, es intangible, indivisible, amorfo e invisible pero comparece a cada paso de la acción humana. He allí su valencia más poderosa. El ego es inseparablemente hermano de existencia, por tanto, su salud será la nuestra.

Algunas religiones afirman que el ego es la contracara de la humildad y por ello, varias de ellas, como las orientales e hinduistas, le han declarado decreto de guerra a muerte. Otras disciplinas más contemporáneas como la psiquiatría, psicología y los programas de desarrollo y crecimiento personal inspiran y exaltan la necesidad de contar con un ego sano. Ahora bien, si el ego es parte de los humano, algo de sagrado y profano
contiene. De bondadoso y hasta perverso.

Cuando el ego se alimenta de odio, guerras, resentimientos propios o ajenos y mantiene una fuerte y permanente conexión con los grandes enemigos interiores del humano: traumas, celos, envidias, codicias, avaricia, lujurias, tristezas, resentimientos (personales o sociales),
racismo, sexismo, vanidad, xenofobias y pare usted de contar plagas endógenas, el pobre ego se recrece lleno del cáncer del sinsentido y es allí donde el problema de éste afectará todo el sistema mundo del que lo posee. Si el enfermo fuese un náufrago seguramente la enfermedad de su ego sólo afectaría la naturaleza que lo rodea, sin más efectos perniciosos que el de una pequeña plaga ambiental que ¿quizás?, pronto podría pasar.
Pero si el humano no es náufrago, el ego enfermo expandirá su ácida pestilencia como un virus letal, afectando la matriz social donde comparece su epicentro. La pus del ego es el odio y enferma lo que toca a su paso como un ébola o un ántrax letal. Nadie está a salvo de tales abominaciones. El ego enfermo mata.


Ego enfermo y poder es el tema de los últimos años en nuestro país. El poder requiere un ego sano, tanto como la mente y el cuerpo, tanto de los líderes, como de sus seguidores. Un ego sano se alimenta de la creatividad motivadora, de la ética de la buena vida, de la fe por el desarrollo y de la promoción de la vida. El ego alimentado
de paciencia, estudio y amor siempre reverdece y enfrenta las peores catástrofes. Hay que tener una dieta de cariño para los egos en Venezuela a ver si la cosa mejora…y que sea urgente pues el agua está llegando al rio.







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