EGOS COMELONES
Por ser el ego una parte humana tan difusamente
encriptado en las entrañas no se
ve, toca o palpa con facilidad, pero su
existencia tiene una valencia tal que si se enferma te mata. Por lo menos ya
sabemos dónde se ubica el ego pero, a ciencia cierta, desconocemos cómo es, sus
cambios y conexiones con el resto del cuerpo y de la vida. Él, es intangible,
indivisible, amorfo e invisible pero comparece a cada paso de la acción humana.
He allí su valencia más poderosa. El ego es inseparablemente hermano de
existencia, por tanto, su salud será la nuestra.
Algunas religiones afirman que el ego es la contracara
de la humildad y por ello, varias de ellas, como las orientales e hinduistas,
le han declarado decreto de guerra a muerte. Otras disciplinas más
contemporáneas como la psiquiatría, psicología y los programas de desarrollo y
crecimiento personal inspiran y exaltan la necesidad de contar con un ego sano.
Ahora bien, si el ego es parte de los humano, algo de sagrado y profano
contiene. De bondadoso y hasta perverso.
Cuando el ego se alimenta de odio, guerras,
resentimientos propios o ajenos y mantiene una fuerte y permanente conexión con
los grandes enemigos interiores del humano: traumas, celos, envidias, codicias,
avaricia, lujurias, tristezas, resentimientos (personales o sociales),
racismo,
sexismo, vanidad, xenofobias y pare usted de contar plagas endógenas, el pobre
ego se recrece lleno del cáncer del sinsentido y es allí donde el problema de
éste afectará todo el sistema mundo del que lo posee. Si el enfermo fuese un
náufrago seguramente la enfermedad de su ego sólo afectaría la naturaleza que
lo rodea, sin más efectos perniciosos que el de una pequeña plaga ambiental que
¿quizás?, pronto podría pasar.
Pero si el humano no es náufrago, el ego enfermo
expandirá su ácida pestilencia como un virus letal, afectando la matriz social
donde comparece su epicentro. La pus del ego es el odio y enferma lo que toca a
su paso como un ébola o un ántrax letal. Nadie está a salvo de tales
abominaciones. El ego enfermo mata.
Ego enfermo y poder es el tema de los últimos años en
nuestro país. El poder requiere un ego sano, tanto como la mente y el cuerpo,
tanto de los líderes, como de sus seguidores. Un ego sano se alimenta de la
creatividad motivadora, de la ética de la buena vida, de la fe por el
desarrollo y de la promoción de la vida. El ego alimentado
de paciencia,
estudio y amor siempre reverdece y enfrenta las peores catástrofes. Hay que
tener una dieta de cariño para los egos en Venezuela a ver si la cosa mejora…y
que sea urgente pues el agua está llegando al rio.
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